Cargando...
“La exposición sortea los estereotipos multiculturalistas, el exotismo de las fronteras y la metafísica de la identidad y lo diverso para sugerir terceros espacios, intermedios; posiciones inestables, ‘zonas de pacto’, sitios de cruce y paso trazados en cualquier territorio”, señala Ticio Escobar en la presentación de la muestra.
“Clorinda se desarrolla en torno a una instalación de Nélida Mendoza que desarrolla la idea de “membranas que sudan”: contenedores/cántaros de terracota cargados de agua. Las superficies transpiran, exudan humedades de vapor y rocío. Las “membranas” actúan como pantallas móviles; sobre ellas se proyectan imágenes de video. La filtración remite a la frontera, no como lugar establecido de tránsito o marcación territorial, sino como vínculo oscilante entre el interior y el exterior”.
La muestra se completa con videos realizados por Alessandro Aiello del colectivo siciliano Canecapovolto, que reinterpreta imágenes de la artista a partir de una perspectiva trazada desde Europa y sus propias miradas. Cinco monitores proyectan videos basados en movimientos de aceleración, detención, acercamiento y distanciamiento, así como en dispositivos de desenfoque y desplazamiento.
También incluye videos de artistas paraguayos seleccionados por Fernando Moure. Son imágenes realizadas por Gustavo Benítez, Luvier Casali, Fredi Casco, Edith Correa, Martín Crespo, José Elizeche, Erika y Javier, Javier Medina Verdolini, Ricardo Migliorisi y Patricia Wich.
Está exposición ya fue presentada en Italia. Acerca de la misma, había señalado el crítico Sergio Troisi en el diario La Reppublica: “Clorinda es una localidad en el confín entre Argentina y Paraguay, donde pasan exiliados y emigrados, un confín rígido y poroso, como todas las fronteras. Sobre este tema indaga Nélida Mendoza, artista paraguaya que vive en Palermo”.
“La rígida ferocidad de las fronteras y la permeabilidad de sus culturas y de las personas que continuamente las atraviesan, conviven así en la misma estructura, en un objeto –imagen de gran fuerza y su gestión– que mezcla la variación de las voces, de los cuentos, la universalidad de sonidos metálicos como emblema del dolor de la historia que vivimos”, manifiesta Troisi.