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Esto constituye, realmente, un hecho inédito e histórico, recordando lo que años atrás hubiera significado esta decisión.
"El capital", la obra esencial de Marx, aparecerá el próximo domingo 21 de noviembre en una selección de los mejores pasajes de todos sus capítulos, de manera que miles de paraguayos puedan acceder directamente al pensamiento de este hombre que influyó en buena medida en la historia moderna de la humanidad.
Aun hoy, que el comunismo está en retirada en el mundo, las ideas de Marx son inevitables.
El reconocido intelectual argentino Atilio Boron afirma que Marx fue uno de los más brillantes economistas del siglo XIX, un sociólogo de incomparable talento y amplitud de conocimientos y uno de los filósofos más importantes de su tiempo. Pocos, dice Boron, sin embargo, se atreverían a decir que Marx también fue uno de los más significativos filósofos políticos de la historia.
Como economista dedicó gran parte de su vida a refutar las enseñanzas de los padres fundadores de la disciplina Petty, Smith y Ricardo, desarrollando a causa de ello un impresionante sistema teórico.
Como sociólogo descubrió las clases sociales y su lucha. Además, no debemos olvidar que su tesis de doctorado era un adelanto de su postura materialista, por lo tanto, se puede afirmar, siguiendo siempre a Boron, que se empeñó en librar batallas interminables contra los espiritualistas e idealistas de todo cuño, corroborando su condición de filósofo materialista.
Siguiendo a Joseph Schumpeter, Boron afirma que Marx también puede ser catalogado como el iracundo profeta de la revolución.
John Kenneth Galbraith recuerda que Schumpeter describió a Marx en su momento como un genio, un profeta y, como teórico de la economía, ante todo, un hombre muy instruido.
El profesor Francisco Fernández Buey de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona sostiene que Marx no cabe en ninguno de los cajones en que se ha dividido el saber universitario en el fin del siglo XX.
Pero está siempre ahí, al fondo, como el clásico con el que hay que dialogar y discutir cada vez que se abre uno de esos cajones del saber clasificado.
Fernández Buey rememora la voluntad férrea de Marx y su incansable trabajo en comunión con cientos y miles de textos. Expresa Fernández al respecto que cuando uno entra en la biblioteca de Marx la imagen con la que sale es la de que allí vivió y trabajó un "hombre del Renacimiento". Tal es la diversidad de temas y asuntos que le interesaron. Y eso que lo que él llamaba "la ciencia", su investigación socioeconómica de las leyes o tendencias del desarrollo del capitalismo, la hizo, casi toda, en una biblioteca, la del Museo Británico.
Aun hoy, que el comunismo está en retirada en el mundo, las ideas de Marx son inevitables.
El reconocido intelectual argentino Atilio Boron afirma que Marx fue uno de los más brillantes economistas del siglo XIX, un sociólogo de incomparable talento y amplitud de conocimientos y uno de los filósofos más importantes de su tiempo. Pocos, dice Boron, sin embargo, se atreverían a decir que Marx también fue uno de los más significativos filósofos políticos de la historia.
Como economista dedicó gran parte de su vida a refutar las enseñanzas de los padres fundadores de la disciplina Petty, Smith y Ricardo, desarrollando a causa de ello un impresionante sistema teórico.
Como sociólogo descubrió las clases sociales y su lucha. Además, no debemos olvidar que su tesis de doctorado era un adelanto de su postura materialista, por lo tanto, se puede afirmar, siguiendo siempre a Boron, que se empeñó en librar batallas interminables contra los espiritualistas e idealistas de todo cuño, corroborando su condición de filósofo materialista.
Siguiendo a Joseph Schumpeter, Boron afirma que Marx también puede ser catalogado como el iracundo profeta de la revolución.
John Kenneth Galbraith recuerda que Schumpeter describió a Marx en su momento como un genio, un profeta y, como teórico de la economía, ante todo, un hombre muy instruido.
El profesor Francisco Fernández Buey de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona sostiene que Marx no cabe en ninguno de los cajones en que se ha dividido el saber universitario en el fin del siglo XX.
Pero está siempre ahí, al fondo, como el clásico con el que hay que dialogar y discutir cada vez que se abre uno de esos cajones del saber clasificado.
Fernández Buey rememora la voluntad férrea de Marx y su incansable trabajo en comunión con cientos y miles de textos. Expresa Fernández al respecto que cuando uno entra en la biblioteca de Marx la imagen con la que sale es la de que allí vivió y trabajó un "hombre del Renacimiento". Tal es la diversidad de temas y asuntos que le interesaron. Y eso que lo que él llamaba "la ciencia", su investigación socioeconómica de las leyes o tendencias del desarrollo del capitalismo, la hizo, casi toda, en una biblioteca, la del Museo Británico.