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“Antes, no tenía intención de ver esta película, pero con todo lo que pasó, pienso que es importante mostrar nuestro apoyo”, declaró a AFP Greg Millett, un científico de 46 años, en el West End Cinema en Washington.
Un argumento que comparten varios de los que decidieron acudir el día de Navidad al estreno, en alrededor de 300 salas en Estados Unidos, en lugar de los 2.500 previstos en un inicio. Algunos tuvieron incluso la sorpresa, al asistir a una proyección en Los Ángeles, de encontrarse con los codirectores de la comedia, Seth Rogen y Evan Goldberg.
La película, indecente y repleta de improperios, insinuaciones sexuales y humor escatológico, trata sobre una operación ficticia para asesinar al líder norcoreano Kim Jong-un de parte de la CIA.
El argumento se desarrolla a partir de que el mujeriego, fiestero y presentador de moda de TV Dave Skylark (James Franco) y su productor (Rogen), logran una entrevista exclusiva con el líder norcoreano.
La película disgustó tanto al régimen de Pyongyang que la tildó de “acto de terror”. Sin embargo, Corea del Norte negó rotundamente su implicación en el ataque informático contra Sony, a pesar de que el FBI anunció tener pruebas que involucran al hermético régimen comunista.