Patkovic renueva a J. S. Bach

En su segundo concierto de abono, la Orquesta Sinfónica de la Ciudad de Asunción conjugó el clasicismo con un instrumento al que lo asociamos con lo folclórico: el acordeón. Con la presencia del alemán Denis Patkovic, esta fusión fue una grata sorpresa.

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La OSCA, dirigida por Heinz Fast, abrió el concierto con el poema sinfónico Finlandia Op. 26, de Jean Sibelius. Seguidamente, quedaron solo las cuerdas de la orquesta esperando recibir a Patkovic. Este ingresó para ser el solista del Concierto para Clave y Orquesta Nº 4 en La Mayor, de J. S. Bach.

Dicho concierto, escrito por Bach para oboe y transcripto por él mismo para teclado, fue la oportunidad de Patkovic (quien lo adaptó para acordeón) de demostrar que su instrumento puede sonar en armonía y concordancia con una orquesta sinfónica.

Alegre, virtuoso y rápido, Patkovic saltó a la melancolía de un movimiento lento fundiéndose entre las cuerdas. La obra culmina nuevamente alegre pero esta vez frenética. Patkovic hizo suya la obra. Plasmando en ella sus emociones y fluyendo con la melodía con seguridad, se ganó el largo aplauso del público.

El alemán, de padres serbios, regresó para agradecer con un bis donde entonó melodías tradicionales de la región balcánica, de donde son sus raíces. El artista acompañó las notas con todo el cuerpo y se dejó llevar por el mismo, lo que le hizo acreedor de otra serie de extensos aplausos.

Luego de un intermedio, se sumó a la orquesta el coro del Centro Evangélico Mennonita de Teología Asunción y el solista de piano Go Seong Hoon, para interpretar la Fantasía para piano, orquesta y coro, en Do Menor, Op. 80, de Beethoven.

Relajado y hábil fue como el pianista encaró la gran obra de Beethoven. El coro se lució, a pesar de que sus integrantes se vean un poco encimados, quizás por la extensión de la tarima. El público aplaudió con energía al joven pianista coreano, quien agradeció con porte de humildad.

La recta final estuvo a cargo de coro y orquesta, que deleitaron con famosos coros como “O fortuna”, de Carl Off; “Va, pensiero”, de Verdi; “Aleluya”, de Haendel, y La misa solemne, de Charles Gounod.

Para la última obra el tenor José Mongelós puso su voz al Sanctus, reemplazando a Freddy Driedger, quien debía ser solista pero se ausentó por causas médicas. Mongelós cubrió el rol entregando una buena interpretación con una voz de gran proyección.

victoria.martinez@abc.com.py

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