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“Tenemos que Nelson Aguilera, utilizó una obra protegida, preexistente que había sido registrada en el año 2003, mucho antes de su publicación, retocando todos los elementos que tomó de la obra a fin de incorporarla en una forma disfrazada, una obra que en su concepto, estructura, nudo y desenlace coinciden con la obra “Un viaje fantástico. El túnel del tiempo”, y con ello desconoce el derecho moral de paternidad de la autora, obviando su creatividad. Realizando en este caso lo que se conoce como plagio inteligente, en el cual el autor que plagia una obra trata de disimularla o se apodera de algunos elementos sustanciales y originales”.
El colegiado destaca que fundamenta su decisión en las conclusiones de los peritos María del Carmen Pompa y Miguel Ángel Lemir (contable).
“Quedó claro y sin temor a equívocos que el autor utilizó la misma cantidad de personajes principales, niños – abuelo/a, como también se valió de la originalidad, concepto, estructura, nudo y desenlace de la obra de María Eugenia Garay, para crear su obra”, concluye el fallo.