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Ante un selecto grupo de invitados, la gran mayoría relacionada con ambas empresas, la artista comentó en primer término que hacía muchos años no estaba por el país y luego en una sucesión de repeticiones de las firmas que la contrataron, fue desarrollando una rutina en la que el tema principal es ese elemento fundamental del vestuario femenino.
La primera en ser “analizada” fue Ángela, una diseñadora industrial de 29 años con todo ordenado. Le siguió un joven ginecólogo de 32 años, soltero, de ojos azules de facha impecable, al que Barbarossa intentó enganchar con otra joven. Una mujer madura, Laura, acompañada de su hija debió pasar unos calores no solamente debido a la edad, sino a unos parches anticonceptivos que no quiso mostrar.
Con gran dominio del escenario fue improvisando situaciones, si bien la actriz dijo que muchas ni siquiera trajeron una cartera adecuada porque fueron avisadas previamente por el título. Un momento de humor y promoción comercial.
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