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mmartinez La gente empezó a formar fila una hora antes para asegurar un lugar y presenciar el concierto en el que el artista se presentaría acompañado del guitarrista Lula Galvão y el baterista Tutty Moreno.
Pasados unos minutos de las 20:30 los músicos ingresaron entre los ya jubilosos aplausos del público. Sin mediar palabras el cello empezó a cobrar vida en manos de Morelenbaum con “Samba de uma nota só”. Al momento de sumarse Galvão y Moreno, los tres envolvieron al auditorio con su gran calidad y sensibilidad artística.
Para lo que sería un maravilloso viaje por la samba y la bossa nova, desde sus raíces, siguieron con “Eu vim da Bahia” donde por momentos Jaques tenía todo el arrojo de un rockero como también lo oíamos cantar o tararear las músicas en un tono más intimista. Mientras, Moreno arremetía con el ritmo en un toque elegante, luciendo su enorme talento con una personalidad modesta.
Luego empezaron a sumergir a la gente en “Outra vez” con una introducción en la que Galvão demostró una maestría que perduró toda la canción y claramente todo el concierto, robándose así espontáneos aplausos de una entusiasmada platea.
Jaques presentó después una composición propia, la melancólica “Maracatuesday”, donde se servía de las cinco cuerdas de su violoncelo (que el luthier Carlos Jorge de Oliveira fabricó especialmente para él) para obtener sonidos desgarradores como profundos. Con ello más las punteadas de Galvão y la delicadeza del toque de Moreno, el tema resultó hipnótico.
En esta misma línea continuaron con la nostálgica “Coração vagabundo” sumiendo al auditorio en la belleza y el dolor de esta pieza interpretada de manera sublime, y donde el cello hasta parecía llorar.
Jaques expresó seguidamente su emoción por tocar en la sala que lleva el nombre de Tom Jobim, para luego dar paso a uno de sus temas “favoritos”: “Retrato em branco e preto”. En un emotivo solo de esta triste melodía, el músico recorrió toda la extensión del mástil del cello tanto frotando las cuerdas con el arco como pellizcándolas con sus dedos.
Con las exquisitas “Brigas nunca mais” y “Voce e eu” el trío volvió a llevar al público hacia un estado de exaltación, contagiando su entusiasmo. En “Receita de samba” Galvão sacó a relucir un claro virtuosismo y Morelenbaum se enfrentó en una divertida conversación con la batería de Moreno. Esa alegría era evidente en los rostros de los músicos que sonreían disfrutando lo que hacían.
Ya casi hacia el final sonó una muy fina interpretación de “Radamés y Pelé”, siendo el preámbulo para otro tema de Jaques llamado “Ar livre”, que compuso para la película holandesa “Paid”, de Laurence Lamers.
El CelloSam3aTrio se despediría con las frenéticas ejecuciones de “Sambou... sambou” y “Salvador”, pero ante una inminente ovación de pie y la exclamación de “¡otra!” cerraron por todo lo alto con “Fla x Flu”, donde Moreno se robó la atención con un solo sensacional valiéndose no solo de los palillos sino también de las manos para percutir todo su set de batería. De nuevo ovación de pie.
El evento fue memorable, más aún porque Morelenbaum nos mostró la voz de su cello, su vehículo para la emoción, al que en un momento hasta lo hizo sonar como una cuica; y porque disfrutamos de ver en escena a Galvão y Moreno, dos músicos gigantes que tocaron con aplomo y entrega.
El concierto fue una clara muestra de la comprensión de Morelenbaum para combinar el mundo de la música popular brasileña con el de la música clásica, pues mezcla sus elementos con astucia y respeto. Fue además una oportunidad única para los amantes de la música. Ojalá no pase mucho tiempo para que Jaques regrese.
Mavi Martínez victoria.martinez@abc.com.py