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No es la primera vez que Jiva Velázquez asume un personaje importante con el Colón de Buenos Aires, ya que el año pasado también se destacó con el rol de Alí, el esclavo del ballet “El Corsario”, donde ya cosechó ovaciones.
Esta vez llegó más lejos y fue seleccionado para interpretar el papel principal en “Don Quijote”: el barbero Basilio, el enamorado de Kitri, la hija del tabernero, en tres funciones. En los otros días, el reparto fue alternado con destacadas figuras como Isaac Hernández, solista principal del English National Ballet; y los primeros bailarines Juan Pablo Ledó y Maximiliano Iglesias.
Esta versión del ballet basado en “Don Quijote de la Mancha” de Miguel Cervantes, fue la de Vladimir Vasiliev, que fue uno de los más destacados bailarines del mundo de la danza, y quien esta vez trabajó de cerca con el ballet del Colón, dirigido por la también reconocida Paloma Herrera.
Tres funciones como protagonista bastaron para que la prensa argentina note el crecimiento del joven bailarín paraguayo, que desde 2013 integra este prestigioso cuerpo de baile. “Con este estreno, a Jiva Velázquez le llega su primer y merecido protagónico, luego de destacarse en roles solistas. Compuso un Basilio con gracia y liviandad, salió airoso de los nervios del estreno y una falla de vestuario, y el público lo acompañó con calidez”, señaló por ejemplo La Nación de Argentina.
Logro conseguido con trabajo
Desde Buenos Aires, y ya luego de terminar esta apertura de temporada, Jiva Velázquez comentó a ABC Color que interpretar un rol principal en una obra tan importante del repertorio de ballet clásico fue “una responsabilidad y un desafío muy grande”, ya que el bailarín carga “el hilo de la obra” y maneja “en general la energía de todo el cuerpo de baile”. Este ballet de tres actos, expresó, le demandó “mucha concentración y trabajo”.
Velázquez explicó asimismo cómo logró un papel tan fundamental para todo bailarín clásico. “La dirección va haciendo un seguimiento de tu proceso en la compañía y si llega un ballet que te favorece y te ven preparado te suelen elegir. A veces suele ser por elección directa del repositor, lo que suele ser muy lindo porque hay alguien que viene de afuera y ve algo en vos y te elije”, detalló. Esa elección “depende mucho de la situación y de la manera en la que uno esté listo para afrontarla”, por ello, aseguró, “siempre hay que estar entrenado y listo para lo que sea”.
Para una obra de semejante magnitud, Jiva tiene una preparación previa física y mental, según señaló. “Físicamente es muy importante dormir bien y alimentarse bien ya que el desgaste físico de los ensayos es terrible, y mentalmente hay que hacer un trabajo de visualización y de limpieza de pensamientos”, es decir “no permitirse tener pensamientos negativos porque a veces la energía del escenario puede ser muy avasallante, así que hay que encarar de una manera tranquila las funciones”.
Algo que el artista suele hacer, en su caso, es distraerse con distintas cosas antes de las presentaciones, como “ver películas, leer un libro o escuchar música”, lo que lo ayuda a alejar un poco de su cabeza “lo que se viene con las funciones”.
Ensayando con grandes
Acerca de la oportunidad que tuvo de poder trabajar bajo la guía de Vladimir Vasiliev, resaltó que fue “muy emocionante”, ya que el ruso “ayudó a que el ballet clásico evolucionara”.
El también coreógrafo “saca lo mejor de vos en cada ensayo y el nivel de exigencia de uno mismo se incrementa”, evaluó Jiva, y por esa razón “hay un progreso a pasos grandes en cada ensayo y la libertad en el escenario se siente distinta”. En tal sentido, el paraguayo mencionó que “hay que sacar el máximo provecho de cada ensayo”, y en su caso lo hizo más aún por trabajar con “una persona que conoce muy bien el estilo de la obra”, por lo que intentó “absorber lo máximo posible de sus correcciones”.
El desafío del protagónico
Jiva recordó que su primera función con el rol protagónico “fue toda una experiencia”, ya que, por ejemplo, en el tercer acto tuvo problemas de vestuario. “En el dúo con mi Kitri (Camila Bocca) no la podía manejar porque cada vez que la agarraba, una manga de la chaqueta quedaba enganchada a su tutú. Fue desesperante al comienzo pero hubo una complicidad con el público durante el pas de deux ya que era muy notorio cómo seguíamos, hasta que en un momento mi pareja estaba liada de hilos blancos y mis mangas todas descosidas y rotas”, rememoró.
“Las siguientes funciones fueron muy lindas y sentía una superación entre cada función, así que estoy muy contento con haber cumplido con mis expectativas”, confirmó.
Para el bailarín las cosas se están dando “de una manera muy bonita”, por lo que él está simplemente “aprovechando”. “Hay que ser consciente de que en esta carrera tan subjetiva en el teatro, todo es muy impredecible, un día estás bailando de todo y al día siguiente te pueden no dar ningún rol; la jerarquía en el ballet clásico puede ser muy cruel”, indicó. Por tanto, el artista apuntó que “no hay que tomarse las cosas de manera personal”.
El trabajo que viene haciendo, observó, lo va a seguir haciendo “siempre para estar abierto a las posibilidades que se me presenten”. “No tengo planes a futuro más que seguir entrenando y trabajando”, concluyó.