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Estos objetos de souvenir, apreciados por turistas de la época, se volvieron piezas muy valoradas por coleccionistas. Juan José Solís, es uno de los que atesoran un atractivo lote.
Desde que consiguió su primera figurita de Marsal (Kyha porã), Juan José Solís inició en 1975 su colección. Y hoy cuenta con la mayoría de los motivos moldeados en arcilla por el escultor español Serafín Marsal. “Se conocen 35 motivos distintos, pero hay infinidad de variaciones porque, como son obras hechas a mano, cada pieza es diferente una de otra”, explica y sustenta su teoría mostrando dos ejemplares del “Burrito de la patada” que son de moldes idénticos, pero con variaciones en las alforjas.
¿Qué le llama la atención en las miniaturas? “El conocimiento de la tipología del paraguayo y la perfección con que fueron realizadas por su autor”.
Cuenta Juan José Solís que la serie de figuritas dedicadas a los personajes del Mercado Guasu de Asunción surgió a raíz de un encuentro entre Marsal y el escritor uruguayo José Zorrilla de San Martín. “A Zorrilla de San Martín se le invitó para colocar la piedra fundamental de la Escuela Artigas, en el Jardín Botánico de Asunción, y ahí vio el busto de José Gervasio Artigas y preguntó quién fue el autor. Se le contó que fue realizado por Serafín Marsal, quien estaba presente en el acto. Allí se conocieron y se hicieron amigos. Como testimonio de amistad, Marsal moldeó unas miniaturas de los personajes del mercado y le regaló. El uruguayo quedó fascinado con las obras y le recomendó que hiciera tres cajones de esas figuritas para llevarlas a exponer y vender en Montevideo. Marsal preparó una serie, pero nunca pudo juntar un lote importante, porque la gente se enteró e iban comprando todas las que aparecían. Así nacieron estas hermosas terracotas, en los años de 1920”, explica el coleccionista.
¿Cuál es su miniatura favorita? “Todas son bellas. Y todas tienen su historia de cómo llegaron a mi colección. Hasta en una farmacia de la calle Presidente Franco había encontrado unas piezas que compré”.
Las figuritas moldeadas por el artista oriundo de Cataluña reproducen a imagen y semejanza el prototipo de los paraguayos de antaño. Fueron hechas para ser comercializadas como objetos de recuerdo, especialmente atractivas para los turistas.
“La colección de terracotas de motivos paraguayos tiene un número individual de veintisiete, pero a voluntad de los compradores se hacían, muy ocasionalmente, uniones de un motivo con otro. Paralelamente, mi abuelo realizó piezas de motivos argentinos, aunque muy pocos”, sostiene Vicente Marsal Duarte, nieto del escultor europeo.
Las figuras de cerámica que componen la serie de Marsal muestran a la mujer sobre el burro, las famosas “burreritas”; vendedoras de frutas, verduras o gallinas. Están aquellas que con el cántaro en la cabeza iban en busca del agua al ykua o la que ofrecía hamacas y otras que surtían con chipa a los transeúntes. No faltan las que vendían cigarros o leche. Y aparecen también niños sobre el burrito, cargando frutas rumbo al mercado. Dos ejemplares de indias chamacoco apuntalan el toque antropológico de la serie. Las obras de Marsal exponen gran dominio de la técnica escultórica.