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La vida de Justo Pastor Benítez, connotado político liberal de gran presencia en la primera parte del siglo XX, pensador, escritor y periodista, es verdaderamente una muestra de las vicisitudes que vivían quienes se atrevían a expresar su pensamiento de manera libre. Benítez, que comenzó como canillita, terminó siendo un prominente periodista, según nos narra el autor del libro que contiene su biografía, Sergio Cáceres Mercado. Esta obra, volumen número 18 de la Colección Protagonistas de la Historia, de la Editorial El Lector, aparecerá el domingo próximo con el ejemplar de ABC Color.
Cáceres Mercado abre el libro relatando que una Asunción que se aprestaba a entrar en un siglo XX cargado de esperanza, lo vio nacer al niño Justo Pastor el 28 de mayo de 1895. Su padre, el músico Pedro Ignacio Benítez, era hijo del teniente coronel Basilio Benítez, uno de los edecanes del Mariscal Francisco Solano López, que había muerto en la batalla de Estero Bellaco el 2 de mayo de 1866.
De acuerdo con la opinión de Sergio Cáceres Mercado, Basilio Benítez era uno de los más queridos por López, quizá más que el propio Eduvigis Díaz. No es un dato menor indicar que don Pedro Benítez, su hijo y luego padre de Justo Pastor, se afilió al Partido Liberal en 1890.
Por su parte, la madre de Justo Pastor, doña Ramona Coronel, provenía de una de las tradicionales familias paraguayas desde la época de la Colonia, los Echagüe y Andía, y era hermana del afamado Dr. Adriano Coronel, muerto contagiado durante la gran epidemia de gripe de 1918 cuando salía a vacunar a la población. Por esta misma línea materna, Justo Pastor Benítez resultaba ser sobrino de Juan Silvano Godoi Echagüe y Andía, otro gran protagonista de la historia nacional y referente ineludible de la política a finales del siglo XIX y de la cultura a comienzos del siglo XX.
Fue en la amplia propiedad de la familia materna donde nace Justo Pastor dice Cáceres Mercado, casa que aún se conserva en Azara casi Tacuary. Sería el único varón y el menor de tres hermanas: Carmen Dora, Francisca y Alicia.
Una fría noche de 1902, don Pedro, el padre, desobedece la recomendación de su médico de no dormir acostado por su sobrepeso exagerado; fallece a consecuencia y Justo Pastor queda huérfano de padre a los siete años.
Dos años después, la familia se muda a Lambaré, con su nuevo padrastro de apellido Soto, con quien Doña Ramona había contraído segundas nupcias. Quizá por desavenencias con Soto u otras razones, el jovencito Justo Pastor se escapa y vuelve a la casa materna de Asunción, donde vive permanentemente con su abuela, doña Clara Echagüe.
En esa época empieza a ganarse la vida como "canillita" al mismo tiempo que estudiaba la primaria en el Colegio Nacional de la Capital. Ironías de la vida, pues ese jovencillo que llevaba el atado de periódicos bajo el brazo seguirá pocos años después ganándose la vida gracias al periodismo escrito, pero ya como redactor junto a varios de los que en ese momento son sus compañeros de escuela. La redacción periodística será una constante en su vida e incluso será un importante recurso de sobrevivencia en el largo ostracismo en Brasil, donde llegaría a colaborar con los diarios brasileños O Jornal y Jornal do Comercio, de Río de Janeiro.
Cáceres Mercado abre el libro relatando que una Asunción que se aprestaba a entrar en un siglo XX cargado de esperanza, lo vio nacer al niño Justo Pastor el 28 de mayo de 1895. Su padre, el músico Pedro Ignacio Benítez, era hijo del teniente coronel Basilio Benítez, uno de los edecanes del Mariscal Francisco Solano López, que había muerto en la batalla de Estero Bellaco el 2 de mayo de 1866.
De acuerdo con la opinión de Sergio Cáceres Mercado, Basilio Benítez era uno de los más queridos por López, quizá más que el propio Eduvigis Díaz. No es un dato menor indicar que don Pedro Benítez, su hijo y luego padre de Justo Pastor, se afilió al Partido Liberal en 1890.
Por su parte, la madre de Justo Pastor, doña Ramona Coronel, provenía de una de las tradicionales familias paraguayas desde la época de la Colonia, los Echagüe y Andía, y era hermana del afamado Dr. Adriano Coronel, muerto contagiado durante la gran epidemia de gripe de 1918 cuando salía a vacunar a la población. Por esta misma línea materna, Justo Pastor Benítez resultaba ser sobrino de Juan Silvano Godoi Echagüe y Andía, otro gran protagonista de la historia nacional y referente ineludible de la política a finales del siglo XIX y de la cultura a comienzos del siglo XX.
Fue en la amplia propiedad de la familia materna donde nace Justo Pastor dice Cáceres Mercado, casa que aún se conserva en Azara casi Tacuary. Sería el único varón y el menor de tres hermanas: Carmen Dora, Francisca y Alicia.
Una fría noche de 1902, don Pedro, el padre, desobedece la recomendación de su médico de no dormir acostado por su sobrepeso exagerado; fallece a consecuencia y Justo Pastor queda huérfano de padre a los siete años.
Dos años después, la familia se muda a Lambaré, con su nuevo padrastro de apellido Soto, con quien Doña Ramona había contraído segundas nupcias. Quizá por desavenencias con Soto u otras razones, el jovencito Justo Pastor se escapa y vuelve a la casa materna de Asunción, donde vive permanentemente con su abuela, doña Clara Echagüe.
En esa época empieza a ganarse la vida como "canillita" al mismo tiempo que estudiaba la primaria en el Colegio Nacional de la Capital. Ironías de la vida, pues ese jovencillo que llevaba el atado de periódicos bajo el brazo seguirá pocos años después ganándose la vida gracias al periodismo escrito, pero ya como redactor junto a varios de los que en ese momento son sus compañeros de escuela. La redacción periodística será una constante en su vida e incluso será un importante recurso de sobrevivencia en el largo ostracismo en Brasil, donde llegaría a colaborar con los diarios brasileños O Jornal y Jornal do Comercio, de Río de Janeiro.