La tragedia de Pedro de Mendoza

Una nueva edición de “Lo dulce y lo turbio”, de Esteban Cabañas, se presentará hoy en el Museo del Mueble Paraguayo, ubicado en Cocué Guazú, Areguá, al lado de la casa donde Carlos Colombino vivía. La presentación se realizará a las 11:00 y no se suspenderá por lluvia.

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Las palabras estarán a cargo de Guido Rodríguez Alcalá y Ticio Escobar.

Es la primera novela de Cabañas (el seudónimo literario de Colombino), con la que ganó el premio de novela del Club Centenario en 1997 y que fue publicada por la editorial Sudamericana.

La novela se centra en el personaje de Domingo Martínez de Irala y en la expedición del Primer Adelantado del Río de la Plata Don Pedro de Mendoza. Esta edición nueva trae un epílogo que se encuentra revisado por el mismo autor. Antes de morir, Colombino “Cabañas” había encomendado a Vidalia Sánchez, de Servilibro, la nueva edición del libro con la pintura “Paisaje para armar” de Luis Felipe Noé en la tapa.

“Estando en Lawrence, Estados Unidos, empecé a armar la primera novela. No me siento bien en una cosa muy larga, y así comencé con “Lo dulce y lo turbio”, haciendo pequeños flashes, como si fuera un libreto, y es, como sigo escribiendo, como si fuera un collage que luego lo arma el que lo lee. Los personajes son como si fueran tomados al azar, actúan en un momento determinado, sin perfiles psicológicos ni nada por el estilo”, señaló en una entrevista con este diario, publicada el año pasado.

“Me gustan estos saltos en el tiempo, de historia a otras historias. No tengo oficio de escritor ni tampoco vicio. Hago una especie de estructura, como un arquitecto. Es una construcción donde las palabras son como ladrillos. El total del pequeño relato es otro elemento de algo mayor.

“Toda narración que uno hace siempre es como una confesión, de algo que tuvo en su vida. Por eso escribir, para mí, es como un ritual”, así señalaba Esteban Cabañas.

En 1964, se editó su primer libro, el poemario “Los monstruos vanos”, al que siguieron “El tiempo ese círculo”, “Los cuatro lindes”, “Desentierro”, “Premoniciones”, “Foso de palabras”, las novelas “¿Quiere usted tomar un café en esa esquina?”, “ Juego cruzado”, “El dedo trémulo”, “Alegato”, “Humo sobre humo” y “La cornisa”. En 2010, publicó “Latido que no cesa” y al año siguiente obtuvo una mención en el Premio Nacional de Literatura.

Fue ganador del premio Augusto Roa Bastos en 2012 con la novela “Atajo”.

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