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En manos de percusionistas invitados sonó “Udacrep Akubrad”, de Avner Dorman, y la orquesta se lució, incluso cantando, en “Raymi”, de Cristian Orozco.
No es muy común que obras tengan a la percusión como instrumento solista, pero el israelita Avner Dorman creó “Udacrep Akubrad”, donde pone al frente a dos percusionistas que se valen de marimbas, bongos y más. En esta ocasión, la OSN presentó esta composición con el dúo de españoles Iván Giménez y Francisco Sánchez, quienes tuvieron a su cargo el desafío de estar al frente de esta pieza que requiere de una gran precisión y concentración.
Cada uno contaba con dos baquetas por mano, que debían mover a las distancias necesarias para lograr los sonidos requeridos y a cambios de compás y velocidad constantes. Fue un deleite ver su virtuosismo y escuchar cómo conseguían los sonidos. Llevaron el ritmo a la perfección. El público los aclamó con gritos de “¡bravo!” y fuertes aplausos, mientras sus caras de felicidad expresaban la satisfacción del desafío logrado. Fuera de programa obsequiaron como bis “Losa”, de Emmanuel Sejourné.
El broche de oro estuvo a cargo de la OSN, que impresionó asimismo a la platea con la interpretación de “Raymi”, del ecuatoriano Cristian Orozco. Esta pieza ofrece sonidos autóctonos y tradicionales. Los músicos, además de ejecutar sus instrumentos, también tuvieron que cantar, gritar y percutir el piso con los pies en desafiantes cambios de tiempo, consiguiendo dar el aire de ritual festivo que la obra propone, ya que busca recrear, en sonidos, el amanecer en tierra inca, la danza del sol y la luna, y la “Raymi”, que significa “fiesta” en lengua quichua.
Fueron propuestas muy atractivas que, sin dudas, el público disfrutó.
victoria.martinez@abc.com.py