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El “Triple Concierto Op. 56”, de Ludwig van Beethoven, compuesto especialmente para violín, violoncello y piano, marcó el inicio de la gala, donde Cuéllar, Mayo, Starr y la orquesta, bajo la batuta del maestro Luis Szarán, deleitaron con una gran interpretación de la obra mencionada, que se compone de tres movimientos.
Los músicos fueron despedidos con largos aplausos de parte del público, que casi llenaba el recinto teatral, luego de deleitar con sus interpretaciones.
Esta composición de Beethoven tiene el mérito de ser conocida como el primer concierto concebido como “triple concierto” en el ámbito del clasicismo.
Para entregar la “Sinfonía Nº 2 en Re mayor Op. 43”, de Jean Sibelius, ya sin los invitados, fue Starr quien se puso al frente para dirigir a la OSCA. Esta pieza está compuesta por cuatro movimientos, que el público volvió a recibir con extensos y calurosos aplausos, ante la destreza desplegada por la orquesta en su ejecución.
Esta sinfonía de Sibelius es la más popular de sus siete sinfonías y fue compuesta entre 1901 y 1902. Perteneciente a la generación de Strauss, Mahler y Debussy; Sibelius se ubica como uno de los representantes más destacados del tardío romanticismo.