La historia de las Ligas Agrarias, el domingo

Las Ligas Agrarias, toda una organización campesina de vida que fue aniquilada por el gobierno de Alfredo Stroessner. Ignacio Telesca vuelve sobre este tema en el libro que aparecerá el domingo, con el ejemplar del día, como parte de la colección “60 años de Stronismo”.

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En esta entrevista, Telesca, uno de los codirectores de la colección, que es editada conjuntamente entre El Lector y ABC, habla acerca del porqué del libro y sobre las características de las Ligas Agrarias.

Es el segundo libro que Telesca escribe sobre las Ligas Agrarias.

–¿Por qué un libro sobre las Ligas Agrarias?

–Porque es un movimiento que planteaba un modelo alternativo de sociedad al que ponía en práctica el stronismo

–¿Surgió entonces como un movimiento de resistencia a la dictadura?

–No concretamente, sino que surge como una manera de organizarse el campesinado de la mano de otras organización cristianas, como previamente había surgido la JOC o la rama obrera, y como luego surgirá el Partido Demócrata Cristiano. A nivel eclesial, en la década del 50, tras la Segunda Guerra Mundial, se organizarán muchos movimientos cristianos cuyo centro no será la parroquia en sí sino su actividad específica: ser obrero, ser joven, ser campesino…

–Entonces las Ligas surgen de la mano de la Iglesia.

–Así es, pero hay que tener cuidado. Nada surge de la nada. Es decir, existía ya una necesidad sentida por el campesino de organizarse. La Iglesia, o más bien estos nuevos movimientos, ofrecerá una estructura de organización y acompañamiento. Sin embargo, las Ligas Agrarias una vez en marcha se desprenderán de dicha estructura para crear la suya propia.

–Pero en el libro se habla de la mística cristiana que inflamaba a las Ligas.

–Sí, las ligas eran cristianas, de ahí el nombre, pero no estaban sujetas a los obispos, curas, monjas u otro tipo de organización. De hecho, ellos plantean otra manera de ser Iglesia, mucho más horizontal.

–Pero no solo eso…

–No, claro. Las Ligas terminan ofreciendo a la sociedad una manera de vivir, la “hermandad”, que aunque parezca inocente la palabra, es muy revolucionaria si uno la lleva a sus últimas consecuencias. Si todos somos hermanos, entonces no puede existir ninguna clase de injusticia ni discriminación, ni mucho menos explotación.

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