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Para esta redición Rubiani le agregó otros materiales igualmente ya publicados en nuestras páginas, que corresponden al difícil período de la posguerra. A ese período el autor lo ha denominado “la década infame del Paraguay”.
Este libro tercero contiene tres capítulos: los campamentos, la sanidad tanto en cuanto a los de la Triple Alianza como al cuerpo médico contratado y formado en el Paraguay, y la campaña de Humaitá, la más larga y cruenta de toda la guerra. Esta fue la que dio lugar a las más grandes batallas y las que involucraron a los contingentes más poderosos y numerosos de ambos ejércitos. Las de Estero Bellaco, Tuyutí, Kurusu, Potrero del Sauce y Curupayty, entre otras que determinarían el curso de la guerra y el destino de sus oficiales y tropa.
En cuanto a la Sanidad Paraguaya, primer capítulo de esta entrega, se destaca el tremendo valor de los aportes extranjeros, especialmente por la creación de la primera escuela de medicina en el Paraguay.
La que funcionó en Humaitá y formó a toda una generación de médicos que en la posguerra tendrían un gran protagonismo en la vida de la sociedad paraguayo. Entre estos podríamos nombrar, por ejemplo, a Francisco Campos Dávalos, quien con solo 15 años se enroló en San José de los Arroyos después de que fallecieran sus siete hermanos en la contienda.
Destinado a la sanidad, llegó a “cirujano de tercera” cuando, herido, escapó del desastre de Piribebuy. Llegaría hasta Cerro Corá con 20 años de edad y el grado de “cirujano mayor”.
En la posguerra fue convencional para la redacción de la Constitución del 70 y senador.
Cirilo Solalinde, egresado de Humaitá, fue nombrado director del Hospital Militar de la Capital en 1862.
Médico personal de López, en San Estanislao fue ascendido a teniente coronel de sanidad y nombrado inspector general de la Sanidad del Ejército. Contaba entonces con 38 años. En la posguerra fue convencional para la redacción de la Constitución del 70, diputado y senador.
Esteban Gorostiaga se formó al lado del Dr. Stewart y sentó plaza como practicante del Cuerpo de Sanidad Militar. A los 25 años de edad era director del Hospital de Sangre de Piribebuy cuando este establecimiento fue incendiado por los brasileños tras la batalla del 12 de agosto de 1869. Sobrevivió a la guerra y durante la presidencia de Juan B. Gill (1874/1877) recibió al grado de capitán honorario y cirujano de Primera Clase. Fue asesinado en Villarrica, en 1893.
El último libro aparecerá el próximo domingo 20.