Jóvenes unidos por la música y la danza

Motivados por el arte, en especial por la música y la danza, jóvenes de distintas edades e instituciones hicieron posible anoche un espectáculo de talento y emociones en el Centro de Convenciones “Mariscal López”, organizado por el Club M.

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En su tercer concierto de temporada 2012, la Orquesta Filarmónica Mburukuja tuvo invitados especiales: los artistas con capacidades diferentes del Coro de Sordos de la Asociación Paraguaya de Sordos, el Cuerpo de Percusión del Cedinane, bailarines y bailarinas de la Fundación Solidaridad, el Grupo de Arte Saraki, los chicos de Olimpiadas Especiales y el Pequeño Cottolengo Don Orione, además de la violinista no vidente Ana Lucrecia Taglioretti.

Esta vez, el presentador Iván Leguizamón contó con la compañía de Rosalino Chávez, de 19 años, del Pequeño Cottolengo Don Orione. “Es mi inicio en los medios”, refirió contento antes de subir al escenario.

El concierto llevó por título “Arte para tod@s”, a modo de expresar el sentimiento de inclusión que tenía por objetivo el evento. Así, se incorporó a la Orquesta Filarmónica Mburukuja el cuerpo de percusión del Cedinane, para abriendo el concierto con “Pequeña serenata nocturna“, de Mozart. Los fuertes aplausos invadieron la sala.

“Luchando soy libre” fue la puesta de baile contemporáneo a cargo de bailarines de la Fundación Solidaridad, que se basó en la discriminación que muchas veces sufren las personas con discapacidades físicas. “La manera en que muchas veces la sociedad pone obstáculos”, refería una voz en la introducción. “Superar las barreras y seguir adelante”, fue la consigna de este grupo, que compartió con el público la historia de vida de un joven que hoy es ejemplo de superación.

Tomando una canción de Juan Luis Guerra, el Grupo de Arte de la Fundación Saraki presentó una coreografía y se ganó merecidamente los aplausos del público.

El concierto prosiguió su rumbo con el Coro de Sordos de la Asociación Paraguaya de Sordos, que en una puesta original regaló “Color de esperanza”. A medida que una de las integrantes de la Orquesta Filarmónica interpretaba la canción, cinco miembros del coro hacían lo mismo, pero con el lenguaje de señas. La violinista no vidente Ana Lucrecia Taglioretti, de 16 años, fue la solista de los temas “Bendita la luz” y “Alto Paraná”.

La Orquesta Filarmónica Mburukuja, dirigida por el maestro Pablo Vourliotis, siguió el concierto con un repertorio de música paraguaya, con arreglos de José Villamayor, Miguel Ángel Echeverría, Gabriel Graziani, Luis Graziani y Lito Barrios, entre otros. Ejecutaron “Ñemity”, “India”, “Panambi vera”, “Lejanía”, “Mis noches sin ti”, “Recuerdos de Ypacaraí” y otros clásicos de nuestra música en una velada especial que debería repetirse no solo en un escenario.

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