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Lastimosamente, fue muy poca la gente que asistió a ver la puesta en el Gran Teatro del Banco Central del Paraguay.
Al son de “Libertango” ingresaron cinco parejas, conformadas por bailarines del Teatro Colón, con esa mezcla de garbo, sensualidad y carácter que requiere el tango. Tras una introducción donde hicieron gala de una técnica impecable, la mirada se posó en un Iñaki Urlezaga que entró girando, con vueltas bien resueltas y con una presencia magnética.
La puesta fue variando de dinámica entre cuadros, desde los bailes entre hombres, donde con temperamento y firmeza ellos demostraron sus dotes dancísticas, con plasticidad y agilidad, hasta los desafíos entre ellos por conquistar a una mujer.
Ellas también destacaron por sus hermosas líneas físicas, que fluían en armonía con las músicas. Además, entre tema y tema intercambiaban de zapatillas de punta a zapatos de tango y viceversa, adaptándose con suma facilidad.
Era un placer para los ojos y un mimo para el corazón ver tan alto nivel de técnica y expresividad, por parte de bailarines tan profesionales.
Urlezaga no baila todo el show, cede así más protagonismo a estas jóvenes figuras. Sin embargo, en cada pasaje que él aparecía se robaba todas las miradas y los aplausos. Incluso en una parte, él queda en escena con sutiles movimientos y a un costado solamente contemplando el perfecto baile de su compañera Gabriela Alberti, como si mirase parte del mundo que va dejando atrás. Mas en los momentos en que bailó con ella, Iñaki demostró su solidez como partenaire, totalmente arrojado y sumido en la naturaleza tanguera, con los sentimientos a pleno y conectando con Alberti con una química innegable.
El espectáculo ofreció así diferentes emociones, tal cual como los que genera el tango. Desde el romance, la nostalgia, la tristeza y hasta la comicidad, todo eso se hizo presente en un show corto pero claro en sus intenciones.
En este sentido, con temas como “La cumparsita”, “Escualo”, “Los pájaros perdidos”, “El día que me quieras”, entre muchos otros, y con nada más que precisos juegos de luces en sincronicidad con las poses y los climas, la danza y la emoción fueron las protagonistas en este adiós en Paraguay de uno de los mejores bailarines argentinos de las últimas décadas.
Hubiera sido algo ideal una despedida ante un teatro lleno, con los aplausos para él y el elenco desde todos los rincones, pero de igual forma las personas que llenaban la mitad de la platea del Gran Teatro del Banco Central del Paraguay fueron privilegiadas por formar parte de este momento único y especial para Iñaki Urlezaga.
victoria.martinez@abc.com.py