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La muestra titulada “Abstraacción oval” propone objetos estéticos realizados con estilo impresionista y con tendencia a lo decorativo, según explicaciones del curador Osvaldo González Real.
Las cáscaras de huevo de avestruz no solo aparecen con diseños abstractos, muy coloridos, sino que están reforzadas con diamantes e incrustaciones de oro y piedras semipreciosas de Swarovsky. Cada una de las piezas viene presentada en cajas especiales, como si fueran joyas. “Toda la obra está diseñada, desde el huevo en sí hasta el soporte mismo. Se trata de una caja piramidal truncada en cuyo interior, totalmente forrado, se guarda el huevo pintado en una bolsa felpuda con detalles animal print de zebras y tigres”, explicó Diego Schäfer.
La caja sirve para guardar la obra y al girarla se convierte en soporte exhibidor.
La idea de trabajar esta propuesta surgió tras un viaje que el artista plástico realizó a Sudáfrica, país de origen del avestruz.
“Ahí vi la forma en que trabajaban los huevos de avestruz. Una vez que fui al restaurante Sin reservas, comí carne de esta ave y al final de la cena, el dueño me regaló un huevo blanco. Ahí me nació la idea de transformar esa superficie en arte”.
El expositor trabajó cinco meses en completar la serie de 44 obras intervenidas con tres técnicas diferentes: ebrú, dripping y aerógrafo, que al final se encuadra dentro de la técnica mixta.
“Es una propuesta diferente para nuestro medio. A mí me gusta presentar diversas situaciones dentro del arte. Y, en este caso, juego con una metáfora: a los huevos que no pudieron producir vida, yo les doy vida con los colores”, remarcó Diego Schäfer.
Cada huevo intervenido trae también un cuadrito pintado con el mismo diseño.