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Campanella ha sabido reunir un reparto de grandes estrellas: Graciela Borges, la gran diva del cine argentino; Luis Brandoni, Oscar Martínez y Marcos Mundstock, con quien nos divertimos tanto como integrante de Les Luthiers. Él ya había hecho algunas incursiones en papeles pequeños y también poniendo voces en producciones animadas (estuvo en “Metegol”, la anterior película de Campanella). Pero este es su papel protagónico, que lo comparte con los cuatro mencionados.
Si uno busca informaciones sobre Campanella en la red, verá su gran admiración a José Martínez Suárez, cineasta argentino que en 1976 estrenó “Los muchachos de antes no usaban arsénico”, una comedia muy negra que en cierta forma reproducía lo que vivía la Argentina con el comienzo del gobierno del “Proceso”, un eufemismo de la dictadura militar que asoló al vecino país.
En la película de Campanella, también son tres hombres viviendo en una caserón junto con una actriz retirada, con la diferencia de que son tres personas vinculadas al cine: El marido (Brandoni), que era un actor que solo servía de apoyo para que ella se luzca en pantalla; el director (Martínez) y el guionista (Mundstock). La diva es Graciela Borges, haciendo un papel que nos recuerda al de Gloria Swanson en “El ocaso de una estrella”. Los tres hombres viven colgados del pasado de esta mujer y están muy preocupados de que ella venda la mansión a dos jóvenes agentes inmobiliarios que han llegado repentinamente.
Campanella expone su cinefilia en una comedia negra, algo suavizada del filme que la inspiró y que presenta una suerte de enfrentamiento generacional entre el trío de viejos y los jóvenes ambiciosos. Una película ingeniosa, con diálogos mordaces que tiene como escenario una estupenda mansión decadente. sferreira@abc.com.py