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El autor de la melodía es don Demetrio Ortiz, quien conoció a Zulema en la capital argentina y esta compone la letra dando forma de esta manera a una de las piezas más representativas de la guarania.
Cuentan sus biógrafos que solo estuvo un mes en el Paraguay, en fecha muy posterior a la creación de esos versos, y que, según referencias familiares, hasta los últimos instantes de su vida añoró volver a la tierra a la que dedicó sus más preciadas rimas.
Pesar de los artistas
“Dónde estás ahora kuñatai... que tu suave canto no llega a mí? En homenaje a Zulema de Mirkin, autora de la letra de una de las más hermosas y representativas guaranias de mi país, quien falleciera en la fecha, a los 89 años de edad. Que en paz descanses, Zulema!”, escribió la excelsa guitarrista paraguaya Berta Rojas en su fanpage del Facebook.
Por su parte, el músico y poeta Mario Casartelli también se sumó a las voces que brindaron su despedida a la artista. “Dónde estás sonando, oh kuñatai, que solo el silencio tuyo llega a mí?”, escribió Casartelli en las redes sociales.
Demetrio Ortiz, autor de la melodía, relata cómo nació la inmortal obra
En su autobiografía, “Una guitarra, un hombre”, Demetrio Ortiz relata que compuso “Recuerdos de Ypacaraí” en Córdoba, en 1948, recordando lo que había vivido en San Bernardino un tiempo atrás.
Una hermosa joven había pasado frente al hotel donde se hospedaba junto con sus compañeros músicos. Prendado de su belleza, Ortiz la siguió hasta su casa.
Luego, cuando salió ella, él se le acercó, empezó a caminar con ella y se pusieron a hablar. Ella lo había visto en su actuación la noche anterior y le expresó que le gustaba cantar y entonces se puso a cantar con él viejas canciones en guaraní.
“Hablamos de muchas cosas, mientras seguimos caminando y llegué a simpatizar con ella de una manera extraña por su sencillez, su sonrisa y su cautivadora manera de andar y expresarse”, señala Demetrio Ortiz. Acordaron encontrarse nuevamente, pero luego estalló la revolución del 47 y nunca más supo de ella.
Añorándola, compuso la melodía. En 1950 relató la historia a Zulema de Mirkin, quien escribió la letra. Ella nunca había visto el lago Ypacaraí. Recién pudo hacerlo en 1990, cuando visitó el Paraguay por primera vez.
En una entrevista publicada por La Tribuna, Ortiz relató que al principio repartía la partitura a los cantantes y ninguno quería cantarla porque parecía bolero. Finalmente, en 1952, Rafael Ramos la cantó en una obra representada por Ernesto Báez y la guarania se convirtió en un éxito.
Es la guarania más difundida internacionalmente. Fue grabada por intérpretes como Julio Iglesias, Caetano Veloso y muchos más.