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El grupo llenó de clásicos rockeros el Jockey Club, el jueves, temas que han marcado a varias generaciones rockeras.
El concierto de Rock N Roll All Stars –que fue presentado dentro del Personal Rock Fest– sorteó muchas barreras.
Primero, la salida de James Hetfield; luego, el anuncio del concierto de Paul McCartney, lo que dividió al público (no todos pueden pagar las entradas para ambos conciertos). A última hora, la deserción de Charlie Sheen que para muchos era un atractivo (aunque creo que no aportaba nada al espectáculo). Y tampoco vino Vince Neil, que fue anunciado aquí, pero en la página web del grupo nunca figuró. Encima la lluvia. Pero para el rock, las cosas no suelen ser fáciles y así salió un concierto, no perfecto, pero que pegó en el corazón de muchos.
El show no tuvo un desarrollo visual muy interesante. Las pantallas de vídeo no eran muy buenas (encima con la lluvia se apagaron). Pero los músicos vinieron con temas que la gente quiere escuchar y desarrollaron un show de mucha entrega y potencia. Eso sí, el sonido estaba al palo, con una fuerza arrolladora.
Los 11 músicos fueron intercambiándose entre tema y tema, permaneciendo Matt Sorum en la batería. Sebastian Bach entró para arrollar, cantando temas de Guns N’ Roses y su ex banda Skid Row. También cantó el “Whole Lotta Love”, de Zeppelin. donde Sorum rompió con todo en la “sección sicodélica” con las guitarras de Stevens y Gilby Clarke. Glenn Hughes hizo clásicos de Deep Purple y The Cult. Ed Roland cantó “Shine” de Collective Soul y Joe Elliot los temas de Deff Leppard. McKagan, Clarke y Sorum hicieron un acústico de “Knockin’ on heaven’s door” y Gene Simmons se entregó en clásicos de Kiss. Inolvidable.
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