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Imborrables, emotivas y generosas son las vivencias que Esperanza Ortiz atesora en su mente. Nadie como ella conoce tanto al hombre que le dio vida y que legó al Paraguay emblemáticas composiciones musicales. “Recuerdo de Ypacaraí” y “Mis noches sin ti” son, indudablemente, las obras más interpretadas a nivel nacional e internacional, pero Demetrio Ortiz tiene otros temas de su autoría. Además, en su época de esplendor en Buenos Aires, sobresalió como bailarín y coreógrafo. Dirigió el ballet de la Casa Paraguaya que ganó el primer premio del Festival Internacional del Folclore de Río Hondo (Santiago del Estero, Argentina), en 1965.
Esperanza, la única creación filial del matrimonio formado por Ortiz con Élida Maidana, cuenta que la pareja se conoció en la capital porteña y dieron el sí, un 10 de mayo de 1955. Y una década después, llegó la niña que hoy revive aquellos tiempos. “Yo era muy minada por mi padre. Siempre, desde los tres meses de vida, veníamos de vacaciones al Paraguay. Y la gente le decía en guaraní: ‘karia’y imembymíva’ (joven que tiene hijo). Él trabajaba de tardecita, más de noche, entonces todo el día era mi niñero. Me cuidaba, me llevaba al parque. Me enseñó a andar en triciclo, luego en bicicleta; me compraba libros. Era un padre muy presente, muy cariñoso y dedicado a su familia”.
Esperanza agradece que le haya enseñado a hablar en guaraní. “Me enseñaba a cantar en guaraní. Así aprendí y me resultó muy fácil. Cantaba canciones de él y de otros, como ‘Paraguaya rohayhu’, ‘Rohecha jeývo’ o ‘Mi pobre vida’”.
Amigos y parientes pensaban que ella tenía que ser artista, porque cantaba, bailaba y se presentaba en programas infantiles de televisión. “Todos le decían a papá que de grande seguro yo iba a ser cantante. Pero, llegado el momento, le dije que quería estudiar medicina. Y él se sintió tan feliz de que su hija eligiera una carrera universitaria, ya que él no había podido estudiar”, recuerda Esperanza.
Antes de su fallecimiento, el 18 de agosto de 1975, Demetrio Ortiz le dio tres recomendaciones: que nunca abandone a su madre, que termine la carrera y que se afinque en Paraguay. “En su lecho de muerte del Hospital Ramos Mejía me dijo, eso y me recomendó venir a Asunción. ‘Allá hay más gente que van a necesitar de tus servicios’, me dijo. A poco de recibirme de médico, ya vine a instalarme acá, en el año 1987”.
En la actualidad, Esperanza ejerce su especialidad ginecológica en el Hospital San Pablo y en la Clínica 12 de Junio. A la par de sus trabajos profesionales, organiza actividades que tienen por objetivo valorizar el legado artístico de su padre.
Su sueño es ver concretada la Fundación Demetrio Ortiz, que se encuentra en proceso de formación. “Actualmente, tengo un museo privado en casa, pero son muchos los documentos valiosos que conservo de distintos artistas paraguayos que trabajaron con mi padre. Y quisiera que esos materiales lleguen a las nuevas generaciones para que conozcan la incansable lucha de referentes culturales de este país que tuvieron que emigrar para realizar sus vidas y así lograr dejar en alto el nombre de su patria en el mundo”.
Perfil de una hija agradecida
María Esperanza Ortiz Maidana nació en Buenos Aires el 2 de enero de 1965. Recibió su título de Ginecóloga en la Universidad de Buenos Aires en 1985. Es madre de Demetrio (28) y Nicolás (21).
Considera que su padre, Demetrio Ortiz, es reconocido “en su justa dimensión a nivel mundial y por muchos en Paraguay. Pero todavía estamos esperando justicia de Autores Paraguayos Asociados (APA), por lo menos antes de que mi mamá, de 96 años, parta de este mundo”.
Prepara un gran festival para el 31 de agosto próximo, con la Orquesta Sinfónica Nacional, en el Teatro Municipal, con la dirección del maestro Sergio Cuquejo, por los 70 años de Recuerdo de Ypacaraí.
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