En busca de emociones profundas con la OSCA

La Orquesta Sinfónica de la Ciudad de Asunción (OSCA) abre hoy su Temporada de Abono 2019 con obras de Berlioz, Massenet, Schumann, Debussy y Chopin, con el pianista Pierre Blanchard como protagonista.

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El Teatro Municipal “Ignacio A. Pane” (Pdte. Franco entre Chile y Alberdi) será una vez más escenario de los conciertos de la OSCA. El recital de hoy se iniciará a las 20:00 y las entradas se venden en boletería a G. 25.000 (Adultos), G. 10.000 (Paraíso) y G. 2.000 (Estudiantes).

El programa de hoy gira en torno a compositores de los periodos romántico y de principios del siglo XX de Francia. En dicho marco sonarán obras como la Petite Suite, de Debussy; el Carnaval Romano Op. 9, de Héctor Berlioz; y “Le dernier sommeil de la Vierge”, de Jules Massenet.

Sin embargo, Blanchard se tomó la libertad, con la venia del director Luis Szarán, de elegir las composiciones que interpretará, porque necesitaba tocar lo que más le inspira en este momento de su vida, según comentó a ABC Color. En ese sentido, él ejecutará hoy las obras Konzertstück, Op. 92, del alemán Robert Schumann, y la Gran Polonesa, del polaco Frédéric Chopin.

“En este momento corresponde que toque estas obras debido al contenido de mi vida. Es decir es por el cómo se desarrolla la vida de uno con respecto a lo interior de la persona, no a lo exterior, no a la apariencia, pues eso es el cáncer de nuestro mundo, y yo tengo que decir eso de paso”, reflexionó el pianista francés. Entonces, con respecto a esa “lucha interior” el seleccionó su programa.

El músico recordó que Schumann compuso el reconocido Concierto en La Menor, pero que también tiene otras dos piezas para piano y orquesta, “más chiquitas”. Una de ellas es Konzertstück, Op. 92, una obra “muy linda y poco tocada”.

En tanto la Gran Polonesa, de Chopin, dijo Blanchard que “se volvió muy famosa probablemente con la película “El pianista”, ya que es la pieza que suena al final del filme, interpretada por el personaje principal.

El músico indicó que entre estas dos obras “musicalmente tiene más Schumann que Chopin”. La de Chopin “es más una obra característica de la polonesa, no es el Chopin profundo, sino más brillante”, pero la de Schumann “es más profunda y más emocional, sin dudas”.

Tocar así “no es fácil” porque conlleva desarrollar “mucha sensibilidad”, subrayó Blanchard. “Porque cada vez que tocas una frase de música de Schumann tiene que haber pura emoción, tiene que desatar melancolía, nostalgia, todas estas cosas, lo cual es muy complicado porque tienes que olvidar todo lo que hay a tu alrededor”. Eso es, para el artista, “un trabajo de ir directamente a la profundidad de la pieza” y para ello no hay que “dejarse influenciar por el entorno ni por la gente”.

En siglos pasado, mencionó, “el centro de la vida social y artística fueron Van Gogh o Leonardo da Vinci; y había la emoción, la energía, el entregarse, y también la cabeza. Pero el gran problema de la sociedad de hoy es que hay 80% cabeza y 20% del resto”, concluyó.

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