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“Quiero tu ayuda”, en la voz de Deborah Cabrera, coreado por sus compañeras del penal de mujeres del Buen Pastor, fue el final emotivo de una intensa jornada solidaria que se inició a las 13:00, de un sábado gris, lluvioso. Caía la tarde y el cielo iba despejándose al ritmo de la joven reclusa que unió su canto a la Caravana de la Solidaridad de ABC Color. Incluido en el disco “Sonidos de Libertad”, propiciado por el maestro Luis Szarán, el tema se convirtió en emblema de las mujeres del Buen Pastor.
Un elenco gigante de artistas ofreció su arte como regalo del corazón a aquellos compatriotas a quienes el destino tiene a pruebas. Y, a través de la música, la danza y el humor, extendió mensajes de paz y amor, como fortalecimiento del sentido humanitario.
Las aguas caídas impidieron que la música suene bajo los mangales del Hospital Neurosiquiátrico, pero cobijados en un salón, los internos aplaudieron los rasguidos de “Punteada Okara”, del pequeño requintista Hugo Gómez, de 12 años. Y acompañó con las palmas el tema “Mercedita”, en la voz de Jazmín Díaz. Son 270 hombres y mujeres, los alojados en el nosocomio que recibieron la visita anual de la Embajada de la Solidaridad.
Y la jornada se vistió de gala con el espíritu festivo que alcanzó a los 40 huéspedes del Hogar de Ancianos Santo Domingo. Previa retirada de los tantos mangos que habían caído con las lluvias, el patio se alistó para dar lugar al show de música y danza ofrecido a los abuelitos. Danilo Olmedo (16), del elenco de artistas del Colegio Nihon Gakko interpretó “Lidia Mariana”, para transportarles a los adultos mayores a su época de juventud.
Los micrófonos reproducían vibrantes las melodías entonadas por las cantantes Marisol, Nimia Sosa Lugo, Dalmis Sánchez, Perla del Paraná y Belén Benítez, acompañadas por el Trío Universitario, Los Caballero y el arpista Benito Martínez Lesme.
En la última parada, la alegría traspasó los barrotes del Buen Pastor. En el gran patio retumbaron los acordes de “Ha che valle”, ejecutado por Daiana Ferreira, el coro Voces del Atardecer, los requintistas Brian Delgado y Andrés Cartamán. Y la nota tierna se dio con el pesebre viviente del Nihon Gakko. Fue una verdadera fiesta de gran contenido humanitario compartido con la gente olvidada de la sociedad.