Eligio Ayala, el más notable ejemplo de un estadista

El próximo domingo aparecerá, con el ejemplar de ABC Color, el libro número 9 de la Colección Protagonistas de la Historia, publicada por la Editorial El Lector.

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Se trata de "Eligio Ayala", la biografía del más notable de los estadistas paraguayos, el hombre que, según Arturo Bray, definió una conducta de gobierno cuyos postulados esenciales son "la vuelta a la honestidad pública y el vigoroso resurgimiento del país en el orden de las finanzas y de la economía".La obra fue escrita especialmente para esta serie por la historiadora compatriota Beatriz González de Bosio, quien en su texto resalta aún más los relieves vitales de la ejecutoria de Ayala.   

Tras su pasantía de formación durante 9 años en Europa, Eligio Ayala retornó al Paraguay para hacerse cargo del Ministerio de Hacienda durante el segundo gobierno de Manuel Gondra (1920-1921), que infelizmente terminó con la renuncia de este y dio pie al comienzo de los acontecimientos que llevaron al Paraguay a la guerra civil más larga y destructiva que sufrió: la de 1922-1923.

Economía ordenada

Sin embargo, en el poco tiempo de su trabajo ministerial, Eligio Ayala comenzó a organizar una economía nacional que estaba prácticamente en la bancarrota. En abril de 1923 asumió como presidente provisorio de la República y el 15 de agosto de 1924 se instaló en el Palacio de López como presidente constitucional.   

En términos prioritarios, pensó en la organización del país para la defensa ante la incontenible guerra contra Bolivia. Y para ello necesitaba dinero. En 1926, el Paraguay, durante su gobierno, alcanzó un superávit fiscal por primera vez en su historia. Con lo que recaudó, envió al general Manlio Schenoni a Europa para comprar las armas necesarias (las que se podía comprar) y luego comisionó al capitán José Bozzano para que supervisara en el Viejo Mundo la construcción de los dos cañoneros diseñados por este y que fueron en su momento los buques fluviales de guerra más modernos del mundo. Y todo lo compró al contado.   

Dice Arturo Bray en su libro "Hombres y épocas del Paraguay": "Para realizar aquella obra de romanos, Eligio Ayala no recurrió a empréstitos nacionales o extranjeros, ni a gabelas abrumadoras para el pueblo productor y las fuerzas vivas del comercio y la industria, no apeló al arbitrio de la rebaja de sueldos, cesantía de funcionarios, o economías de hambre en los gastos públicos. Suficiente fue que se erigiera en cancerbero feroz e intransigente del dinero público, insobornable en su obstinada probidad; echó las clásicas siete llaves al Tesoro Nacional, que defendió fieramente contra la voracidad de los tártaros y beduinos, y centavo sobre centavo, fue acumulando los buenos cuartos y administrándolos con prudencia y honestidad".   

Tras dejar la Presidencia de la República, al final de su mandato, continuó su trabajo como ministro de Hacienda en el gabinete del nuevo Mandatario, José P. Guggiari, hasta su trágica muerte en 1930.
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