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En la pantalla de video surgen fotografías, videos y la iconografía propia de los años sesenta. James Bond, Harold Wilson, Carnaby Street, viejos comerciales, etcétera, hasta que aparece en escena el cuarteto integrado por Adam Hastings (como John Lennon), Steve White (Paul McCartney), Stephen Hill (George Harrison) y Hugo Degenhardt (Ringo Starr), Disparan “Y la vi parada allí” y el viaje comienza. Visten camisas blancas y chalecos negros, sin los sacos, tal como aparecen en las primeras imágenes captadas en el Cavern Club. El público todavía no se despierta del todo, pero lo hará a medida que avance el show cantando los temas, acompañando con palmas pero nunca con gritos de histeria. Han venido a disfrutar de un show y no a hacer de esas mismas chicas que aparecen gritando en la pantalla de video.
Bootleg Beatles interpretó más de veinticinco canciones e hizo cuatro cambios de vestuario, marcando etapas como los inicios (1962), la beatlemania (1964-1965), el principio del cambio (1966) y el final (1968 -1970). Saltaron la etapa psicodélica, tal vez porque solo tenían un músico de apoyo y el período de Sgt. Pepper requiere más instrumentos. De todas formas, ya lo hicieron en las veces anteriores que estuvieron aquí.
De todos los integrantes es Hastings el que más convence en su papel, haciendo un doble de Lennon tanto en su aspecto como en la voz. Steve White tiene su momento solista en el que va a cantar “Yesterday” y juega con el público porque todos saben qué canción va a interpretar. Amaga con las primeras líneas de “Submarino amarillo” pero pronto vuelve a la canción más famosa de McCartney.
Stephen Hill también tiene su momento solista con “Aquí viene el sol” y hace el solo que le correspondería a Eric Clapton en “Guitarra vas a llorar” pero no parece lo suficientemente comprometido con el papel. Y Degenhardt solo toca la batería. No canta ninguna de las canciones que solía hacer Ringo.
El repertorio estuvo dedicado a clásicos. No hubo esas canciones que siempre son una grata sorpresa cuando aparecen entre las infaltables de las compilaciones de grandes éxitos. Un detalle que no empaña a un show del que el público salió contento. A más de cincuenta años, las canciones de Los Beatles no pierden su magia.
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