El liderazgo de Eusebio Ayala sostuvo al Gobierno

Otro gran libro sobre la violencia política en nuestro país es el que presentará el domingo próximo, con el ejemplar de nuestro diario, ABC Color y El Lector. Se trata de “La guerra civil de 1922”, del prestigioso historiador compatriota Ricardo Caballero Aquino.

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–¿Qué hizo posible la victoriosa defensa de Asunción ante los sublevados?
–El liderato de Eusebio Ayala, que recorrió los cantones alentando a las bisoñas tropas y la gran capacidad de unos pocos oficiales de las primeras promociones de la Escuela Militar, fundada, irónicamente, por Eduardo Schaerer como Presidente en 1915, y la habilidad estratégica de unos pocos jefes.

–¿Quiénes?
–José Julián Sánchez, José Félix Estigarribia, Luis Irrazábal, todos bajo el comando del ministro de Guerra y Marina general Manlio Schenoni, antiguo becado del gobierno de Egusquiza a Chile y el único jefe que nunca se rebeló contra un gobierno constitucional.

–Asunción estuvo a punto de caer en manos de los alzados...

–Los sublevados llegaron hasta General Santos y avenida Colombia (hoy Mcal. López) y por Pettirossi hasta los fondos de la quinta de Elías García (Mburuvicha Róga) y algunas patrullas penetraron hasta la Plaza Uruguaya. Poco a poco, al no poder afianzarse en el terreno, los rebeldes enfilaron nuevamente hacia Luque, perseguidos por la implacable caballería de Irrazábal. Hubo como 300 bajas en los atacantes.

–El Gobierno sostuvo Asunción, pero el resto del país no estaba bajo su control.

–La victoria del 9 de junio pronto se hizo expansiva. La Marina quedó leal al Gobierno controlando los ríos y el comercio fluvial. Había que iniciar la tarea de reconquistar el territorio y lo más indicado era hacerlo a lo largo de las vías del ferrocarril.

–¿Qué hacían los rebeldes?
–En su repliegue, iban entregando las estaciones principales. Luque fue desmantelada y luego cayó Ypacaraí en una batalla donde ya se notaba la evolución militar de montoneras a ejército con capacidad táctico-estratégica. Antes de caer Ypacaraí se hizo un movimiento de distracción en Yaguarón para impedir refuerzos.

–La rebelión pareció perder la iniciativa y se limitaba a defenderse, a ese paso pocas eran las esperanzas de suceso.

–A partir del 9 de junio, los chirifistas andaban en retiradas, que las presentaban como brillantes maniobras militares, pero no apuntaban a objetivo alguno. Pronto cayó Paraguarí a pesar de la poderosa guarnición local y después Caballero, Itapé, la azucarera de Tebicuary y Villarrica.
Antes de eso, para demostrar que el Paraguay nunca dejó el liderato intelectual de la región, se combatió la primera batalla aérea de Sudamérica con veteranos europeos de la Primera Guerra Mundial.

–¿Aviones de combate, en Paraguay, en 1922?
–Se combatió y también se lanzaban panfletos y boletines de propaganda. Tuvimos el primer mártir aéreo, el sargento Francisco Cusmanich, derribado en Pirayú a bordo de un biplano bautizado “Presidente Ayala”. En la primera batalla aérea no hubo víctimas y el protagonista por el Gobierno fue el teniente irlandés veterano de la Royal Air Corps británica, Patrick Hassett.

–¿Qué tipos de aviones eran?
–Los aviones enfrentados eran de la marca italiana Ansaldo SVA-5. Otros italianos fueron pioneros como el sargento de Aviación italiano Nicolás Bo, reconocido por su arrojo, encargado más tarde de los inicios de la fuerza aérea en el Paraguay.

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