Cargando...
En un profundo estudio, el pensador español Diego Gracia aborda el tema del egoísmo y del altruismo en la obra de Adam Smith. El intelectual madrileño afirma que Smith defiende la idea de que el hombre es naturalmente egoísta, y que el egoísmo es imprescindible para la vida. La vida humana sería imposible si los hombres no fueran buscando, egoístamente, sus propios intereses mediante el trabajo, la diligencia, la economía, etc.
Este domingo el público podrá tener de primera mano las ideas primordiales de Smith en su obra más connotada, "La riqueza de las naciones", que se publicará con el ejemplar de ABC Color, en el marco de la Colección Líderes del Pensamiento Universal, de la Editorial El Lector.
Cuando el hombre actúa con egoísmo protegiendo sus propios intereses, aún en el caso de que lo haga de modo desordenado y vicioso, dice Smith, es conducido como por una especie de mano invisible a producir efectos virtuosos, altruistas. Como se ve, en esta célebre "mano invisible" la influencia del filósofo y economista Bernard Mandeville es evidente.
He aquí como en la "Teoría de Los sentimientos morales" dice Smith: "Los ricos escogen del montón solo lo más preciado y agradable. Consumen poco más que el pobre, y a pesar de su rapacidad natural, y aunque solo procuran su propia conveniencia, y lo único que se proponen con el trabajo de esos miles de hombres a los que dan empleo es la satisfacción de sus vanos e insaciables deseos, dividen con el pobre el producto de todos sus progresos. Son conducidos por una mano invisible que les hace distribuir las cosas necesarias de la vida casi de la misma manera que habrían sido distribuidas si la tierra hubiera estado repartida en partes iguales entre todos sus habitantes".
Este domingo el público podrá tener de primera mano las ideas primordiales de Smith en su obra más connotada, "La riqueza de las naciones", que se publicará con el ejemplar de ABC Color, en el marco de la Colección Líderes del Pensamiento Universal, de la Editorial El Lector.
Cuando el hombre actúa con egoísmo protegiendo sus propios intereses, aún en el caso de que lo haga de modo desordenado y vicioso, dice Smith, es conducido como por una especie de mano invisible a producir efectos virtuosos, altruistas. Como se ve, en esta célebre "mano invisible" la influencia del filósofo y economista Bernard Mandeville es evidente.
He aquí como en la "Teoría de Los sentimientos morales" dice Smith: "Los ricos escogen del montón solo lo más preciado y agradable. Consumen poco más que el pobre, y a pesar de su rapacidad natural, y aunque solo procuran su propia conveniencia, y lo único que se proponen con el trabajo de esos miles de hombres a los que dan empleo es la satisfacción de sus vanos e insaciables deseos, dividen con el pobre el producto de todos sus progresos. Son conducidos por una mano invisible que les hace distribuir las cosas necesarias de la vida casi de la misma manera que habrían sido distribuidas si la tierra hubiera estado repartida en partes iguales entre todos sus habitantes".