El domingo aparecerá la historia de San Fernando

Un proceso histórico infaltable en toda narración de la Guerra de la Triple Alianza es el referente a San Fernando, el lugar donde ocurrió uno de los hechos más terribles durante la contienda, que culminó con la ejecución de alrededor de seiscientas personas por orden del mariscal Francisco S. López.

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Dicho proceso, desatado tras la denuncia de una conspiración que acabaría con la vida de López para una posterior negociación con los invasores, se describe en el libro “Los procesos de San Fernando”, escrito por Alcibiades González Delvalle.

El tema en sí es delicado, pues todavía despierta polémicas que no se pueden superar en el colectivo nacional, en el que existen aún resabios de lopiztas o antilopiztas, o acusaciones como la de “legionarios”. Pero el libro que aparecerá el domingo 1 de diciembre con el ejemplar de nuestro diario, en el marco de la Colección “A 150 años de la Guerra Grande”, trata el tema con el rigor histórico que la materia exige. Por ello mismo, el libro fue encomendado a un escritor que conoce profundamente lo ocurrido en San Fernando, por haberlo estudiado de manera amplia y por haber escrito sobre el punto una obra de teatro que durante mucho tiempo fuera censurada por la dictadura de Alfredo Stroessner, y aún ya en pleno gobierno del general Andrés Rodríguez.

El propio Benigno López, hermano del Mariscal, fue uno de los primeros arrestados en San Fernando, acusado de ser uno de los dirigentes –o el principal– de la proyectada revolución que acabaría con Francisco Solano.

La acusación principal, y la más grave, era que se comunicaba con Caxias, jefe de las fuerzas aliadas, a través del ministro norteamericano Charles Ames Washburn. La propuesta de los revolucionarios habría sido que Caxias aproximara unos 10.000 hombres al Paso de Santa María, del Tebicuary, mientras López se hallaba encerrado.

“Este cuerpo –apunta Silvestre Aveiro en sus “Memorias militares”– daría lugar a que la revolución estallara en la Asunción, sirviendo de punto de apoyo en caso de éxito o fracaso. Pero Caxias no cumplió con el apoyo prometido. No se sabe si por desconfianza de alguna emboscada o porque alimentaba a los solicitantes con el fin de que con un descubrimiento, tarde o temprano, el país perdería a sus principales hombres”.

Sigue Aveiro: “De haber sido este el diabólico proyecto de Caxias, fue cumplido sobradamente, pues la guerra misma, agravada por los fusilamientos de los culpables y de los inocentes, descabezó el país de sus mejores hijos, muchos de los cuales habrían prestado invalorables servicios en la reconstrucción del Paraguay”.

Aveiro dice que Benigno López, desde su lugar de reclusión, habría encargado que un ayudante apuñale al Mariscal López.

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