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–¿En qué consiste ser director de arte en un largometraje?
–Consiste en trabajar en las propuestas visuales, dando soluciones partiendo del guión. Es un trabajo, relacionado directamente a la dirección general y la dirección de fotografía. Se trabaja en equipo conjuntamente con los realizadores de distintas áreas como escenografías, utilería, vestuarios y caracterización de cada uno de los personajes.
Así, tengo que mencionar en la escenografía a Andrés Velaztiquí, la utilería y elementos de escena de Diego Sarabia, la asistente de arte Lorena Mirét, junto a Manuela Serrano en el vestuario y Edi Romero en la caracterización de personajes.
–¿En cuántas películas ya tuviste la responsabilidad de hacer la dirección de arte?
–Mi primer trabajo de dirección de arte lo realice para Juan Carlos Maneglia en el año 1984, en una ficción llamada “Brujas”; también trabajé en otros cortos con él y Tana: “Artefacto de primera necesidad”, “Amor basura” y “Horno”. Igualmente, fui director de arte de la película “Hamaca paraguaya”, con la directora Paz Encina, y en “Karai Norte” con Marcelo Martinessi; “Isla Alta”, con Federico Adorno.
–¿Cuál es la dificultad que plantea el cine para un diseñador?
–Más que dificultades, existen problemas que deben ser resueltos, ligados directamente a la necesidad del guión; personajes y el mundo que los rodea.
–¿De los bocetos proyectados, cuánto se pudo materializar en la pantalla?
–Casi todos, porque los bocetos son propuestas directas a los requerimientos del guión.
–¿Qué te hubiera gustado incluir en “7 Cajas” y no pudo ser?
–Creo que así la historia está cerrada.
–¿El Mercado 4 planteó alguna dificultad adicional a tu labor?
–Debemos considerar que el mercado es un mundo lleno de contrastes y superposiciones en todos los sentidos. Trabajar en el mercado fue muy complejo porque hay que desenvolverse en un espacio que se transforma y cambia constantemente. Había que tener preparadas varias soluciones y varias opciones para una acción.
–¿También estás sorprendido por el éxito de la película?
–Me llama la atención la diversidad de gente que asiste a ver la película, y todo el movimiento que se genera en torno a eso, convirtiéndose en un fenómeno que supera las clases sociales y la distancia entre generaciones. Un ejemplo: la patrona puede estar sentada a lado de su empleada doméstica y una abuela con sus nietos, sintiéndose todos identificados con el filme.
detone@abc.com.py