El arpa recorre nuevos senderos

El arpa es un instrumento de amplias posibilidades, y el joven Juanjo Corbalán se encuentra ahora presentando un proyecto, en formato cuarteto, en que expande así la voz musical de este instrumento hacia territorios exquisitos.

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En una mezcla de sonoridades de la música folclórica paraguaya y una estética contemporánea, como también con obras propias más jazzísticas y experimentales, el joven arpista muestra con seguridad que sabe hacia dónde va. Pero su talento arpístico y compositivo, en este caso, es realzado por los músicos que conforman con él este cuarteto: el baterista Seba Ramírez, la saxofonista (aquí también cantante) Lara Barreto y el pianista Víctor Álvarez.

El arpista viene realizando una serie de conciertos para presentar esta propuesta. Asistimos a uno en Drácena (que se volverá a repetir hoy a las 22:00, en dicho local, con entrada libre). Su repertorio está conformado por temas tradicionales de nuestro folclore como “Caturí Abente”, “Ángela Rosa”, “Paraguarí” y “3 de Mayo”, que el grupo presenta de forma enganchada; y por composiciones originales suyas.

Al respecto de los temas de nuestro acervo folclórico, lo satisfactorio es que el explosivo cuarteto los reinterpreta muy a su manera, de una forma encantadora pero con mucho respeto. Con el arpa está latente la voz propia de Juanjo, lo que demuestra con estas reinvenciones.

Es también en sus obras originales donde podemos sentir sus inquietudes. Se nota que el artista quiere que el arpa de esta generación también tenga su sonido y, por qué no, su mensaje. Un tema que se repite en sus piezas es, por ejemplo, la naturaleza, con cuyo cuidado el arpista se muestra comprometido. Gracias a eso logra crear bellas atmósferas sonoras.

Para la onírica “Ñamandú” Juanjo se inspira en “Ayvu Rapytâ”, textos de León Cadogan, logrando plasmar un espíritu mítico que nos remite a rituales de los guaraníes. La intervención de Barreto en las partes cantadas es realmente movilizante, sorprendiendo también así la versatilidad de la saxofonista. “Días de lluvia” es una guarania que toma del género su forma pero que no escatima en riesgos a la hora de sonar, por ejemplo, a un blues melancólico.

Luego hicieron “Mbokarusu”, inspirado en el salto que lleva ese nombre, ubicado en Ybycuí, donde el arpa casi como que se vuelve una extensión de su intérprete, creando semejanzas con ese gigante curso fluvial que detona contra rocas o contra sí mismo. Las cuerdas no son solo pulsadas, sino que Corbalán recurre a recursos como los golpes, la fricción o el uso de anillos, para generar distintos sonidos y tonos.

“Camino a Ñemby” habla también de un paisaje, en tanto el ensamble va creciendo como nubes de notas en progresión, flotando y cambiando de forma cada tanto. Se siente así una extraordinaria sinergia musical. Pero esta energía traspasa del cuarteto al público, que escuchó atento pero que también aplaudió con mucha energía cada interpretación.

“Bajo presión” es una gran sorpresa, donde Juanjo muestra que su arpa es una fuente inagotable de recursos con tantos sonidos que saca de ella. Es remarcable cómo Ramírez alterna entre la batería y el cajón, explotando a sus anchas toda la potencia de estos instrumentos, según lo que las músicas pidan. En tanto Álvarez con gran habilidad hace fluir una amplia creatividad a la hora de las improvisaciones, balanceándose entre el virtuosismo y la riqueza emotiva gracias a la frescura de su ejecución.

Ojalá siga escalando este descubrimiento tan placentero de oír. El arpa, en lo que a composiciones nuevas se refiere, debe evolucionar. Romper con las estructuras impuestas y refrescar en las creaciones son esenciales, y prueba de eso es la propuesta de este cuarteto.

victoria.martinez@abc.com.py

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