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“Cazafantasmas” (1984) era un producto chiclero, pero no nos trataba de estúpidos. Era ingenua en sus planteamientos, pero fresca y con personajes ricos, principalmente el encarnado por Bill Murray, un cínico e irreverente científico, que se reía de todo pero tomaba en serio lo que hacía. Murray sellaría su estilo con esta película, un estilo que venía desarrollando desde su paso por “Saturday Night Live”, producto televisivo que ha sido la cuna de varios humoristas norteamericanos desde los 70.
Las chicas que integran el nuevo elenco comenzaron en el mismo programa, y cada una desarrolla un personaje particular. Kristen Wiig es la científica tímida que quiere que todo sea tomado en serio, pero nunca acartonada. Melissa McCarthy es una motor de actividades, la que siempre está allí para apoyar, igual que Leslie Jones, una vendedora de tickets del metro que se suma al proyecto porque sabe del gran peligro que asola a Nueva York y es una mujer dispuesta a luchar. Finalmente tenemos a Kate McKinnon, la inventora atolondrada, que no se detiene ante nada. Junto a ellas esta Chris Hemsworth, que muestra sus dotes de comediante, con mucha calidad.
La película no es una continuación de las dos que se realizaron en los 80. Es casi una remake de la primera, contando el nacimiento de esta sociedad de cazafantasmas, ante el surgimiento de fenómenos paranormales en la Gran Manzana. Nueva York nuevamente es una protagonista más, con su tipo de gente particular, que el cine de Hollywood suele describir, y en esta el protagonismo de la televisión es reemplazado por las redes sociales, verdaderas bitácoras de esta época. Muy buenos efectos en la confección de los fantasmas, sacando partido del 3D, que no siempre suele ser bien utilizado por las superproducciones actuales.
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