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La muestra reúne obras de ambos grabadores, hoy ya fallecidos, pero que han marcado trayectoria en las artes plásticas paraguayas.
“Jacinto Rivero era el hombre sin ambages, de carácter y convicciones fuertes: blanco o negro, como sus grabados. No necesitó nunca del color para describir el paraíso o un precioso atardecer en su casa de Lambaré, ni tampoco para denunciar lo socialmente incorrecto o la oscuridad de nuestras cárceles”, dice la también grabadora Fabiola Adam en la presentación de la exposición que se habilita hoy.
“Creando el rostro de su pueblo, grabó su propio rostro, el de un artista comprometido con su tiempo y su historia. Sus xilografías no difieren en nada de su propia vida” , manifestó.
Sobre Miguela Vera dice que “era una mujer paraguaya que siempre se definió a sí misma como tal. Su tarjeta de presentación mostraba el xilograbado de una mujer pisando en el típico angu’a-Paraguay: paraguaya, trabajadora y xilógrafa. De hecho, la nostalgia de la patria marcó toda su obra, que fue construida con base en la memoria, vivencias y personajes que fueron plasmados como testimonio del hombre popular de este país, donde la urgencia expresiva, clara y contundente se traduce en un estilo fuerte, esencial, altamente sintético y expresivo”.
“En sus mujeres, a veces con presencia de colores fuertes, con una visión absolutamente introspectiva, produjo estampas bellamente expresivas, donde vio y se vio a sí misma, y marcó una presencia importante en el arte paraguayo”.
Rivero nació en 1932 y falleció en 1997. “Uno de los más legítimos y auténticos representantes del alma popular paraguaya”, había dicho acerca de él Livio Abramo, quien fue su maestro. Vera nació en 1918 y falleció en 2005. Vivió muchos años en Argentina y realizaba obras que los conectaba al terruño añorado.
La muestra, que es presentada conjuntamente con la organización Amigos del Arte, forma parte de la serie de homenajes a artistas desaparecidos que realiza anualmente el CCPA. Permanecerá abierta durante el mes de abril.