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Cuentan que el nombre de doña Carolina no cabía en la placa de mármol que llevaban los pórticos de las villas italianizantes de la segunda mitad del siglo XIX y en las primeras décadas del siglo XX. Por eso, don Pedro Zuccolillo Abonddande decidió simplificar y hacer grabar el nombre de "Lina", en la entrada de la casa que les serviría de morada durante casi 90 años en la actual esquina de Manuel Domínguez y Paraguarí.
Desde allí vieron el transcurrir del tiempo y contemplaron cómo evolucionaba la Asunción de antaño hacia la actual, pues está ubicada en la cima del cerrito Antequera, conocida también como colina de Sansón, una de las siete que posee la Madre de Ciudades. Por ser un lugar estratégico el lugar también fue sitio de ubicación de los cañones en tiempos de revolución.
Don Pedro Zuccolillo Abonddande (1893-1987) nació en Italia, en la ciudad de San Giuliano del Sannio, en las cercanías de Nápoles, y doña Carolina Giudice Girenghelli (1896-1983) nació en la Comune di Taino, Provincia di Varese, en la Lombardía, próxima a Milán.
La familia de ambos emigró hacia Sudamérica en la década de 1910 y se estableció en la Provincia de San Luis, en Argentina.
Don Pedro y doña Carolina contrajeron nupcias el 17 de abril de 1915 y se instalaron al año siguiente en Asunción.
Como todo inmigrante forjador de su destino, gente buena y laboriosa, llegaron a estas tierras para empezar de cero y hacer patria.
Hacia 1926 adquirieron la señorial casa, cuyos planos habrían sido realizados por el arquitecto italiano Alejandro Ravizza. La reacondicionaron y se instalaron allí con su numerosa familia.
Don Pedro Zuccolillo tenía cinco hermanos a quienes fue trayendo de su país de origen: Josefina, Félix, Nicolás, Antonio y María.
El matrimonio Zuccolillo-Giudice trajo al mundo a sus hijos: Carlos Carmine (casado con Blanca Garay), Irma Elcira (casada con César Garay), Blanca Elida (casada con Guido Rodríguez Alcalá), Pedro (quien falleció siendo apenas un niño) y Pedro Edmundo (casado con Elizabeth French).
La numerosa familia creció aun más cuando don Félix (uno de los hermanos de don Pedro) quedó viudo con cinco hijos a quienes la familia Zuccolillo-Giudice acogió en la Villa Lina.
Don Pedro y doña Carolina tuvieron 15 nietos que llenaban de bullicio la casa todos los veranos, fines de semana y vacaciones.
Antes de que fuera la Villa Lina, la vivienda acogió también a la Escuela Sansón Cue, según los álbumes del Centenario (1911).
Incansable luchador, don Pedro Zuccolillo fundó La Perseverancia SA y se dedicó por más de 50 años a la explotación racional de la madera y fue miembro de varias organizaciones sociales y gremiales. Con justa razón la casa donde vivió hasta su fallecimiento hoy guarda los mejores recuerdos de su familia y se proyecta hacia el siglo XXI.
La Fundación Nicolás Latourrette Bo adquirió la casa en el 2008. Los herederos lo tomaron con beneplácito puesto que no termina como la mayoría de las históricas casas asuncenas que son demolidas para dar lugar a elevadas e impersonales torres.
Habilitación oficial será esta noche
Esta noche a las 19:00 quedará habilitado oficialmente el Museo de Arte Sacro, un emprendimiento privado del mecenas Nicolás Darío Latourrette Bo. Está situado en la calle Manuel Domínguez 659 esq. Paraguarí, en las cercanías de la Escalinata de Antequera.
El acto de la fecha está reservado exclusivamente a invitados.
Desde el próximo sábado el lugar estará habilitado para todo público, debiendo los extranjeros abonar la suma de 25.000 guaraníes, mientras los paraguayos tendrán acceso libre y gratuito, en el horario de 09:00 a 18:00, seis días a la semana, incluyendo sábados, domingos y feriados, de martes a domingos.
Más datos se pueden encontrar en www.museodeartesacro.com