Cuerdas que conmueven

El guitarrista esteño Favio Rodríguez descolló en un concierto maravilloso, en el cual entregó sublimes interpretaciones. Fue el pasado martes, ante un local de Drácena repleto de un público muy atento.

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El repertorio de Favio se basó en obras de Roland Dyens, tales como “Songe Capricorne”, “Tango en Skaï”, Libra Sonatine, y arreglos de este compositor para “Felicidade” y “La luna representa mi corazón”.

En un segmento invitó a Vito Krüger, un guitarrista que también posee un toque muy limpio y distinguido. Con su “hermano de la música” hizo “El ceibo y el kurupí”, “Pedacito de cielo”, “Galopa del sendero”, “Canción para ellas” y “Juego de niños”, haciendo sentir que había mucha conexión entre ellos.

Fueron bellos los momentos en que Favio compartió con su padre Antonio, quien puso su potente voz a “Che pykasumí”, “Te canto desde Asunción” y “Así canta mi patria”.

Favio es un intérprete emotivo, dueño de una ejecución pulcra y natural. En un momento él puede estar tocando algo con mucho ímpetu y al segundo estar flotando con delicadeza. El músico controla ese pase de energía con suma profesionalidad.

El instrumento en sus manos cobra vida y tiene mucha luz. Sus dedos confieren un toque especial a las cuerdas que suenan como voces cantantes. Sin dudas Favio Rodríguez es un nombre a tener en cuenta en la escena de la guitarra clásica paraguaya. victoria.martinez@abc.com.py

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