Cuando la música canta la historia

Una intérprete excelente y dueña de una gran voz, esa es Adrienne Haan. La cantante alemana sorprendió con su show “From Berlin to Broadway”, ante mucho público, el viernes último, en el Gran Salón del Yacht y Golf Club.

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Explosiva, sofisticada, graciosa, elegante, son solo algunos de los atributos de la artista, que imprime fácilmente a su presentación: una verdadera performance donde se entrega completa. 

No nos da solo su voz, pues también recibimos una perfecta combinación de teatro e historia. Estuvo acompañada de un excelente pianista: Richard Danley.

En el inicio del viaje en el tiempo por el que nos llevó, Haan retrató con potencia y rabia esa Berlín de los años 20, la cuna del cabaret, con fuertes canciones cantadas en alemán, de autores como Kurt Weill y Friedrich Hollaender.

De esto pasa fácilmente a transmitir el espíritu de la época en que la Segunda Guerra Mundial se cobraba millones de vidas. Aquí se sintió nostalgia y tristeza, pues interpretó temas en yiddish y hebreo.

Luego vuelve a dar un salto tanto de sentimientos como de punto de vista, ya que nos traslada a otro lado: Estados Unidos, donde “hacia 1940 la música era brillante y positiva”. Así pasó a la alegría en canciones como “Summertime”, “Somewhere Over The Rainbow”, “I Got Rhythm”, y otras.

Como preámbulo de una sorpresa, nos contó de cuando en 1999 se había graduado de la Academia Americana de Arte Dramático y “estaba lista para rockear”. A pesar de que asistió a muchas audiciones, “las cosas no fueron como planeaba”. 

Sin embargo, dijo, llegó el momento de actuar en grandes musicales, como “Los miserables”, “Cats” y otros. “Fui suertuda de ser Eva Perón en el tour nacional de la obra de Broadway “Evita”. Fue así como entregó una radiante “No llores por mí Argentina”.

Siguió en la misma línea con “You Can Always Count On Me”, “These Foolish Things”, para luego llevarnos de nuevo a Europa, pero de 1950. 

“Aquí la vida se vuelve más agresiva”, dijo antes de hacer “Le Port D’Amsterdam” y “Ne Me Quitte Pas”. Desgarradora y dramática, conjugaba formas de cantar tanto teatral como bien de ópera. Se acomodaba sin esfuerzos a lo que la canción le exigía.

Largos aplausos, ya de pie, le regaló el público, y Haan empezó a despedirse con una serie de canciones de Édith Piaf, como “La vie en rose”, “Milord”, y salió de escena. Por supuesto volvió, aclamada por el público, y coronó su espectáculo con “Cabaret”. 

Fue un verdadero show, Haan era un torrente de energía que se renovaba con cada canción. Es una artista con todas las letras. Para su interacción con el público bajaba del escenario y se paseaba entre las mesas. Un evento como no siempre vemos aquí, y que ojalá se repita.

victoria.martinez@abc.com.py

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