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La artista convocó así a la Orquesta Sinfónica del Congreso, dirigida por Sergio Cuquejo, a la banda estable de él, y a tres coristas, que la acompañaron todo el show de presentación de su nuevo disco “Esperanza y fe”, compuesto por temas propios.
Tras una introducción instrumental, Lizza ingresó con un espíritu vivaz y entonó “Gracias”. Desde ya se mostró muy conmovida por compartir sus creaciones.
Afirmando que no quería hablar mucho sino solo cantar, siguió con la polka “Esperanza y fe”, entre otros temas en clave de balada y hasta bachata, mostrando su versatilidad interpretativa. Para “Sol de otoño” convocó a la encantadora Susan Zaldívar, quien dijo que para ella era un honor y un sueño cumplido cantar con Lizza.
En un momento Bogado señaló que estaba con bronquitis, lo cual no se notó porque su enorme y profundo caudal vocal nunca flaqueó, ni siquiera en los momentos más emotivos, como cuando hizo con su hijo Juan Pablo la canción “Madre”, con el acompañamiento del arpista Marcelo Rojas; o “De madre a hijo”, donde habló sobre la paternidad responsable.
“Vuela Óscar”, fue luego dedicada a Óscar Cardozo Ocampo, y “Dame una mirada”, a todas las familias.
Después de un intermedio instrumental con “Mis noches sin ti”, la segunda parte se tornó festiva con un desfile de invitados. Llegó así Lidia González con su vozarrón para hacer “¿A dónde fue el amor?” y de invitado “virtual” estuvo Jairo, quien a través de una grabación sumó su voz a la de Lizza para “Pequeño cielo”.
Luego de “Volverás a volar”, donde contó con la gracia y entrega de Andrea Valobra, vino “Canto y plegaria”, letra que Lizza escribió en 1983 y cuya música puso César Cataldo. Allí ingresó el guitarrista Pedro Martínez, quien compuso un nuevo arreglo, sutil y delicado, para dicho tema.
Hacia la recta final entraron a escena Meli Hicks, Nestorló y Pablo Benegas, quienes con frescura y energía hicieron “Paraguay mi pasión”. Ya en clima de fiesta total llegaron Jaime Zacher, Vicky Díaz, Dani Meza y Luis Duarte, para “Navidad del perdón”.
Tanta gente en escena significó mucho entusiasmo, y así llegó “Un solo canto”. Alentando luego a los jóvenes compositores, se despedirían con “Soy de mi tierra”, de Benegas, pero la adrenalina no parecía tener techo, y tras aplausos de pie del público hicieron un bis.
“Llegar a este punto de mi vida fue un desafío. Nunca permitan que nadie les corte las alas”, expresó una emocionada Lizza, quien celebra la música hecha en nuestro país y a nuestros artistas. Ella es una de las mejores voces femeninas de la música paraguaya y está siempre creando, siempre inquieta, y con este nuevo disco muestra su faceta más humana.