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En aquella película, Charles Babbitt (Tom Cruise), al fallecer su padre, descubre que tiene un hermano mayor, Raymond (Dustin Hoffman), quien ha heredado toda la fortuna del padre. Entonces, decide secuestrar a su hermano de la institución donde siempre ha vivido y cruzar los Estados Unidos para volver a casa. Deberán hacerlo en un viejo Buick -lo único que heredó Charles- porque Raymond tiene un miedo atroz de los aviones. En el viaje, aprenderá a conocer a su hermano y a quererlo.
“Green Book”, como toda película de ruta, tiene esta estructura, pero también tiene algo de la ganadora del Oscar del año siguiente: “Conduciendo a la Señorita Daisy”, la historia del vínculo que se establece entre una anciana mujer (Jessica Tandy), rica y judía, y su chofer afroamericano (Morgan Freeman). Son los años sesenta. Son dos personas de razas diferentes que aprenden a comprenderse.
En “Green Book” los roles cambian. Es el blanco que transporta al afroamericano. Viggo Mortensen interpreta a Tony Vallelonga, un duro “relacionista público” de un night club que se ve obligado a convertirse en chofer del pianista Don Shirley (Mahershala Ali), en una gira por el sur de Estados Unidos. Deberán utilizar la guía turística para negros, el Green Box, que existía en los sesenta. La relación distante de estas personas tan diferentes -Shirley es un hombre de costumbres muy delicadas, mientras que Vallelonga es alguien muy tosco y extrovertido- se irá distendiendo durante el viaje.
A pesar de la estructura tan recurrente en el cine de Hollywood, “Green Box” es una comedia muy entretenida que está muy bien narrada. Está dirigida por Peter Farrelly, quien realizó con su hermano Bobby, comedias como “Tonto y retonto”, que preferimos no recordar, aunque nos cueste. Pero con “Green box” se redime. Nos entrega un relato muy humano sobre la comprensión y el respeto, que tiene su buena dosis de drama, incluso de acción.
El filme obtuvo también el Oscar a Mejor Guión Original, superando a películas más arriesgadas como “La favorita” y “Vice”, que se exhiben actualmente en nuestras salas. “Green Box” es un producto correcto, para todo público y que da lo que ofrece.
Pero lo más resaltante son las actuaciones de Mortensen y Ali. El primero se convierte totalmente en un italoamericano, y Ali traza un personaje muy reservado y profundo que no se integra con blancos ni con negros. Alguien que no tenía otra salida más que el arte.
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