Colección de clásicos presenta hoy relatos de Horacio Quiroga

“Cuentos de amor, locura y muerte”, del narrador uruguayo Horacio Quiroga, es la propuesta literaria que presenta hoy la colección Clásicos Universales, editada por ABC Color y la editorial El Lector. Quiroga es uno de los grandes maestros de la letras en lengua española. Este es el séptimo título de esta serie bibliográfica aparece con el ejemplar de nuestro diario.

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Quiroga, además, es un escritor cuya obra es muy cercana a nuestro país, pues él vivió durante bastante tiempo en las Misiones argentinas y varios de sus temas son muy reconocibles e identificables por los lectores paraguayos, tal como se da en el caso del relato “El mensú”, que figura en este volumen.

A su destreza para crear climas densos y tensos, Quiroga unió una potencia narradora que no deja, hasta hoy, indiferente a quien se interna en sus textos. Fue un maestro del cuento dentro de una temática muy amplia, aunque muchos lo identifican más con los relatos de suspenso y terror, casi al estilo del norteamericano Edgar Allan Poe.

Varios biógrafos y analistas de sus obras señalan que su obra tiene gran influencia de su propia vida privada, en la que la tragedia estuvo presente en varios pasajes.

El libro que se publica hoy incluye los relatos: “La meningitis y su sombra”, “Los mensú” y “El perro rabioso”, “Los ojos sombríos” y “La miel silvestre”.

Horacio Silvestre Quiroga Forteza nació el 31 de diciembre de 1878 en Salto, Uruguay. Era hijo del vicecónsul argentino en Salto y de la oriental Pastora Forteza. Por parte de su padre descendía del caudillo riojano Facundo Quiroga. Su infancia quedó marcada por la trágica muerte de su padre al producirse un disparo accidental de su escopeta cuando descendía de una embarcación, en presencia de su esposa y del propio Horacio. Tras la tragedia, la madre se trasladó con sus hijos a Córdoba, donde residieron durante cuatro años antes de regresar a Salto.

En 1891 su madre casó con Ascencio Barcos, quien fue un buen padrastro para el niño. Pero la tragedia se cebó de nuevo en la familia ya que Ascencio sufrió en 1896 un derrame cerebral que le impedía hablar y se suicidó disparándose con una pistola.

Horacio estudió en Montevideo y pronto comenzó a interesarse por la literatura. Inspirado en su primera novia escribió “Una estación de amor” (1898), marchó a Europa y resumió sus recuerdos de esta experiencia en “Diario de viaje a París” (1900).

Instalado en Buenos Aires publicó “Los arrecifes de coral, poemas, cuentos y prosa lírica” (1901), seguidos de los relatos de “El crimen del otro” (1904), la novela breve “Los perseguidos” (1905), y la más extensa “Historia de un amor turbio” (1908). En 1909 se radicó precisamente en la provincia de Misiones, donde se desempeñó como juez de paz en San Ignacio, localidad famosa por las ruinas de las reducciones jesuíticas, a la par que cultivaba yerba mate y naranjas.

Nuevamente en Buenos Aires, dio a la prensa “Cuentos de amor, locura y muerte” (1917), los relatos para niños “Cuentos de la selva” (1918), “La gallina degollada y otros cuentos” (1925) y quizá su mejor libro de relatos, “Los desterrados” (1926).

Se le descubrió un cáncer gástrico, enfermedad que parece haber sido la causa que lo impulsó al suicidio, ya que puso fin a sus días ingiriendo cianuro.

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