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Esta vez vino en el marco de su gira “American Beauty”, nombre de su último álbum solista.
Minutos luego de la medianoche un tumulto hacia un costado del escenario hacía notar que CJ se abría paso entre el público para subir a escena.
Descontrol punk de una, el músico ni siquiera esperó que apaguen la música de ambiente para dar rienda suelta a su fuerza. Comenzó con “Let’s Dance”, “Let’s Go” y “Yeah Yeah Yeah”. Las dos últimas de su mencionado nuevo álbum, que el público ya coreaba, y en las que se siente ese aire “ramonero”.
Hizo una seguidilla de temas, sin mediar palabras con el público, más bien haciendo de su intercambio de energía una conversación. Hizo “Psychotherapy”, “Girlfriend in a Graveyard”, mientras la gente coreaba con los puños en alto, totalmente exaltada.
Obviamente no faltaron temas de Ramones y no se hizo esperar la cuenta “One, Two, Three, Four!” antes de escuchar “Chinese Rock”, “I Wanna Be Your Boyfriend”, “Glad To See You Go”, “The KKK Took My Baby Away” y la infaltable “Blitzkrieg Bop”, con la gente coreando “Hey! Ho! Let’s Go!”, como un himno del sonido que definió una época de la música.
También hizo temas como “Baby I Love You”, “Do You Wanna Dance?”, “California Sun”, y “R.A.M.O.N.E.S.”
Al margen de un buen concierto, lastimosamente en reiteradas ocasiones CJ pidió por favor a la gente que estaba más al frente que se tranquilice. “No queremos que nadie se lastime, por favor que todo el mundo dé un paso atrás”, dijo, pues un grupo empujaba mucho y los guardias no daban abasto para contener.
Así el show duró una hora, menos de lo que debía ser, por seguridad de los artistas. Fue corto pero contundente, y el público se cantó todo.
victoria.martinez@abc.com.py