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Un espectáculo emotivo que juntó a consagradas figuras con alumnos de ayer y hoy y mostró espléndidas coreografías en la noche dedicada a la formadora de generaciones.
Fotografías, diplomas de festivales, trofeos ganados y recortes de prensa iban proyectándose en pantalla gigante en el medio del escenario del Teatro Municipal Ignacio A. Pane. Era como una invitación a los recuerdos de una persona que desde chica le dio cuerpo al baile. “A los 5 años se introdujo en la danza sin saber que sería la razón de su vida”, decía un escrito que daba apertura a una noche de emociones. Quizás, la noche más emotiva de la vida de Reina Menchaca. Sentirse rodeada de sus alumnos de todo los tiempos, en un auditorio repleto de público, hizo que sus ojos verdes delataran los latidos de su corazón, con mayor ritmo que nunca.
A partir de las 21:00, cuando Ireneo Román, Pelusa Rubin y Fernando Gómez Scifo anunciaron el inicio del espectáculo, comenzó un colorido paseo por fantásticas coreografías, espléndidos vestuarios y aplausos vibrantes. Verlas juntas en el escenario, a estas alturas de una carrera exitosa, a Sussy Sacco, Zully Vinader, Mirucha Miers y María del Carmen Ávila, bailar para la Maestra era como devolverle con pasión los que ella dio con paciencia. Innegable es que en seis décadas de dedicación, Reina Menchaca recorrió tierras paraguayas para repartir lo que en sus venas abunda: arte. Hizo que la danza folclórica y la española vibraran en la piel de miles alumnos, muchos de los cuales siguen su ejemplo y se dedican a enseñar.
No es casualidad que esta gala rebosante de emociones la tenga como protagonista excelsa. Si sembró ritmo, esta noche recoge alegrías. Y es como un homenaje que llega a tiempo, en vida, con la simbología de la gratitud. “No existe una edad para comenzar a bailar, tampoco existe una edad para decir: basta, ya no puedo...”, dice con convicción la maestra. De sus palabras se desprenden que con voluntad y entrega, los límites físicos no existen. De hecho, su larga trayectoria de artista lo confirma y le permite ostentar, por mérito propio, el título de Reina de la danza del Paraguay.