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Empecemos diciendo que esta película no es un constante entrechocar de metales, como han sido todas las cintas anteriores dirigidas por Michael Bay. Este filme es como si hubiese sido realizado en los ochenta, con el estilo de la época, como si Richard Donner, Robert Zemeckis o el mismo Steven Spielberg estuviesen tras las cámaras. De hecho, el antiguo “Rey Midas de Hollywood” colabora desde la producción, al igual que Bay. Su acción e ingenuidad corresponden a la manera de relatar filmes de aventuras de hace treinta años. Una manera de aprovechar el filón nostálgico ochentoso, como la serie “Stranger Things” o “Ready Player One”, del mismo Spielberg.
Este desprendimiento de las películas de los Transformers se enfoca en Bumblebee, que viene a ser el primer autobot que llega a la Tierra, luego de la guerra contra los decepticons, en el planeta Cybertron. Optimus Prime lo envía para preparar el exilio de los autobots. La llegada del robot amarillo es accidentada. Soldados lo reciben como un invasor, y además es perseguido por un decepticon. Logra zafar y ocultarse como un Volkswagen Escarabajo. Una joven fanática de The Smiths y de los autos lo encontrará en un desarmadero y lo “adoptará”. Sí porque Bumblebee realmente no es un robot que se transforma en un auto. Es una mascota que cualquiera quiere acariciar como si tuviera un pelaje blando. ¿Y cual es el auto que puede ser tierno? Un Camaro no, definitivamente (una hermosa máquina, por cierto). El Escarabajo. Ya Disney lo demostró hace muchas décadas atrás con Herbie, el VW de “Cupido motorizado”.
Muy buena actuación de Hailee Steinfeld como la joven tuerca. John Cena hace del duro que se espera de él: un militar que persigue al extraterrestre, muy típico de los ochenta. En fin, un filme para grandes y chicos. sferreira@abc.com.py