Bray, hombre clave para detener la violencia

La tragedia ocurrida el 23 de octubre de 1931 y que enlutó al país, ocasionó el juicio político al presidente José P. Guggiari, quien fue luego sobreseído de todos los cargos. Un hombre fundamental para frenar la anarquía y detener la violencia fue el entonces mayor Arturo Bray, nombrado jefe de Plaza, quien tomó medidas drásticas para pacificar al país.

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De acuerdo con el análisis elaborado por Verón, la matanza que dio lugar al juicio político al presidente José Patricio Guggiari Corniglione ocurrió luego de días enrarecidos por un clima de particular violencia, que ya arrancaron en febrero de 1931, cuando una tentativa de golpe de Estado quedó frustrada.

Los días 23, 24 y 25 de octubre, luego de la matanza, el Ejército permaneció acuartelado y la Policía pasó a manos de los militares, con la designación del mayor Arturo Bray, director de la Escuela Militar, como jefe de Plaza.

La serena y acertada actuación del mayor Bray en aquellos aciagos momentos, le otorgó un enorme prestigio.

En cuanto al juicio político a Guggiari, tras las investigaciones del caso la Cámara de Diputados, “después de haber conocido en el presente juicio político iniciado con motivo de los sucesos del 23 de octubre último ocurrido frente al Palacio de Gobierno, declara: 1º) Que no hay lugar a formación de causa contra el Excmo. Señor Presidente de la República, doctor José Patricio Guggiari”.

Guggiari reasumió sus funciones el 28 de enero de 1932 y las ejerció hasta el 15 de agosto siguiente, cuando entregó el poder al Dr. Eusebio Ayala, ya iniciada la contienda chaqueña.

De esta manera –expresa Luis Verón en su libro sobre el 23 de octubre– se puso punto final a un trágico episodio que fue el preámbulo y presagio de un periodo de dramáticos perfiles que ensangrentó a la sociedad paraguaya y a la boliviana entre junio de 1932 y junio de 1935, y cuyas consecuencias marcaron las relaciones entre ambos países a lo largo de varias décadas durante el siglo pasado.

En cuanto a las consecuencias directas del 23 de octubre, Verón sostiene que “en primer lugar, y lo más importante, considero que la oportuna reacción del estamento militar a favor del Gobierno evitó mayores derramamientos de sangre, como había ocurrido en otras circunstancias”.

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