Atraído por la investigación pero también por las relaciones de los individuos con la historia, es uno de los pocos cineastas italianos en haber desarrollado una parte de su carrera en el extranjero. En “El último tango en París”, Marlon Brando, entonces verdadera leyenda viva, interpreta uno de sus últimos grandes papeles.
Pero una escena de sodomía considerada atrevida en el momento provocó la prohibición de la película en Italia. Según contó Bertolucci después, la joven actriz María Schneider, que entonces tenía 19 años, se había visto profundamente afectada por la escena que simulaba sodomía ya que no había sido plenamente informada antes del rodaje del contenido, sobre todo el famoso momento en que se usa mantequilla.
Rodó además en China (“El último emperador”), África (“El cielo protector”) y Bután (“El pequeño Buda”).
Nacido el 16 de marzo de 1941 en Parma, donde transcurre su película “Antes de la revolución” (1964, premio de la crítica en Cannes), Bertolucci creció en un entorno rico e intelectual.
Empezó a apasionarse por el cine a través de “La Dolce Vita” de Federico Fellini. Su padre, poeta, profesor de historia y crítico de cine, le regaló su primera cámara de 16 mm a los 15 años.
En Roma, donde estudió literatura, conoció a Pier Paolo Pasolini y le ayudó en el rodaje de “Accattone”. También fue guionista de “Érase una vez en el Oeste”, de Sergio Leone (1968), arquetipo del “spaghetti western”.
En 2003, Bertolucci volvió a París con “Los soñadores”, su última película, que retrata las pasiones políticas y la revolución sexual en 1968.
En septiembre de 2007 el cineasta, que en los últimos años iba en silla de ruedas, recibió un León de Oro en el Festival de Venecia por el conjunto de su obra. En una entrevista con AFP en 2013, aseguró que permanecería probablemente en los corazones de los amantes del cine como “el descubridor de jóvenes actrices”, tras haber incluido en sus películas a Dominique Sanda, Maria Schneider, Liv Tyler o Eva Green.