Benjamín Aceval, un auténtico héroe civil

El próximo domingo, los paraguayos, especialmente los jóvenes, tendrán la oportunidad de conocer la vida y la obra del gran Benjamín Aceval. Es posible que su nombre sea bastante difundido, pero pocos saben qué hizo realmente este héroe civil paraguayo.

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“Benjamín Aceval” se titula, justamente, el libro que aparecerá el domingo con el ejemplar de nuestro diario. Será el volumen once de la Colección Gente que hizo Historia y fue escrito por el historiador compatriota Ricardo Scavone Yegros. Contiene la más completa biografía elaborada hasta hoy sobre este hombre ejemplar.

Tomás Benjamín Aceval Marín, diplomático, magistrado y catedrático, fue un hombre fundamental en la defensa intelectual de los derechos del Paraguay sobre el Chaco. Hijo de don Leonardo Aceval y de doña Mónica Marín, nació en Asunción en 1845. Se crió en la Argentina, específicamente en Córdoba y en Corrientes, y se recibió de abogado en Buenos Aires, en 1873.

Regresó a Asunción para dedicarse por entero a la política y al periodismo. Así, fundó el periódico La Reforma.

Durante parte del gobierno de Juan Bautista Gill (1874-1877) y, tras el asesinato de este, en el de Higinio Uriarte (1877-1878) fue ministro de Relaciones Exteriores. En la presidencia de Gill, Aceval había sustituido en el cargo a otro gran paraguayo, factor fundamental también en la defensa de los derechos paraguayos en el Chaco: el doctor Facundo Machaín. El mismo cargo volvió a ocupar Benjamín Aceval durante la presidencia de don Cándido Bareiro (1878-1880), en la de Patricio Escobar (1886-1890) y durante la segunda etapa de la de Juan B. Egusquiza, quien gobernó entre los años 1894 y 1898.

Como diplomático y con el cargo de ministro de Relaciones Exteriores, representó al Paraguay en los Estados Unidos, país designado para arbitrar en el litigio entre el Paraguay y la Argentina por la posesión del Chaco Boreal. Su trabajo en la presentación de los documentos pertinentes en apoyo de la causa paraguaya fue fundamental para que el presidente norteamericano Rutheford Hayes volcara su arbitraje a favor de nuestro país, con lo que la soberanía sobre el territorio litigado fue definida totalmente.

El laudo arbitral, conocido históricamente como Laudo Hayes, fue emitido el 12 de noviembre de 1878. El mismo dice en su parte fundamental: “Con esta, se da ahora a conocer que yo: Rutherford V. Hayes, Presidente de los Estados Unidos de América, después de haber tomado en debida consideración las dichas exposiciones y documentos fehacientes, juzgo: que la dicha República del Paraguay tiene los títulos perfectos y legales a la posición de dicho territorio discutido entre el Pilcomayo y el río Verde y de Villa Occidental situada entre ellos, y por consiguiente concedo a la dicha República del Paraguay el territorio en la orilla occidental del río del mismo nombre, entre el río Verde y el brazo principal del Pilcomayo, incluyendo Villa Occidental”.

El laudo fue recibido con gran algarabía en nuestro país, que vivía entonces un período político (como casi todo el tiempo en aquellos años) de caos y violencia bajo la presidencia de Cándido Bareiro.

El 25 de marzo de 1879, el doctor Benjamín Aceval regresó a Asunción después del gran trabajo realizado en Estados Unidos para el arbitraje favorable del presidente Hayes. Una junta popular compuesta por paraguayos y extranjeros radicados aquí se encargó de organizar una gran recepción al ministro de Relaciones Exteriores.

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