Barry Cooper, tras las pistas musicales de Beethoven

Desde hace 44 años, el musicólogo inglés Barry Cooper se dedica a investigar la obra del compositor alemán Ludwig van Beethoven (1770-1827), al punto de intentar reconstruir una décima sinfonía que el músico habría dejado inconclusa, a partir de bosquejos de partituras hallados en Berlín.

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“Lo único que puedo hacer es crear la impresión de un artista, de lo que sería la obra de Beethoven”, expresó Cooper con respecto a la sinfonía que hoy será intepretada por la Orquesta Sinfónica Nacional tras la charla que ofrecerá, a partir de las 10:00, en el auditorio de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Arte de la UNA (campus de San Lorenzo).

Dicha obra es el resultado de una investigación que empezó al encontrar unos bosquejos de partituras en Berlín, con un movimiento bastante particular que comenzaba con una sección lenta en Mi Bemol, cambiaba de tonalidad a Do Menor, y regresaba a la tonalidad inicial. Al regresar a Inglaterra, siguió con su investigación y encontró una declaración de Karl Holz, donde señalaba que Beethoven le había ejecutado un movimiento con las mismas características.

En esa misma época, otro académico llamado Sieghard Brandenburg también encontró bosquejos de partituras que podrían pertenecer a una décima sinfonía de Beethoven. Así que tomando todos estos manuscritos, como si fuera un paleontólogo reconstruyendo un dinosaurio, Cooper comenzó a componer esta sinfonía, que fue estrenada el 18 de octubre de 1988 por la Royal Liverpool Philharmonic Orchestra.

Con respecto a los rasgos que hacen de la obra de Beethoven tan especial, Cooper señaló que en primer lugar está la sofisticación, ya que sus composiciones son muy complejas. El segundo punto es la originalidad de su obra, ya que pese a encontrar algunos rasgos de sinfonías de Mozart y Haydn, Beethoven compuso algo nuevo. En tercer lugar, mencionó la capacidad para expresar emociones y, finalmente, la cantidad de trabajo que ponía a cada pieza.

“El podía componer la obra muy rápido, pero la iba mejorando, mejorando, hasta que quede excepcionalmente buena”, comentó el investigador, señalando que en un bosquejo hay rastros de un pasaje de cuatro compases que lo reescribió 37 veces. En este sentido, también señaló que Beethoven llegó a escribir una nueva versión de su famosa obra “Para Elisa”.

Con respecto a la relación que pudo tener esa búsqueda de la perfección con la sordera que lo afectaba, Cooper señaló que probablemente esto lo hacía probar las cosas más en el papel que en el piano. “Si no hubiese sido sordo iba a pasar más tiempo actuando que componiendo y, si componía menos, nosotros íbamos a salir perdiendo”, subrayó.

El acceso a la charla será libre y gratuito.

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