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Esta fue la segunda vez desde 2009 que el virtuoso batuta israelo-argentino recibió lo que considera “el mayor regalo para un director de orquesta": fue elegido por los músicos de la Filarmónica de Viena para hacerlos interpretar a su manera este prestigioso concierto bajo los techos dorados del Musikverein. La 74ª edición de esta célebre gala batió un nuevo récord, puesto que fue transmitida hacia 92 países, con una teleaudiencia estimada entre 40 y 50 millones de personas, algo único para un espectáculo de música clásica.