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Tres destacados intelectuales de nuestro medio, Juan Manuel Silvero, Luis Galeano y Domingo Rivarola, son los autores del próximo libro componente de La Gran Historia del Paraguay. La obra se titula "Historia del pensamiento paraguayo" y es un recorrido a lo largo de la memoria nacional para rescatar a los más influyentes pensadores de nuestra trayectoria como nación.
En la primera parte del libro, el doctor José Manuel Silvero se ocupa de analizar si realmente existe un pensamiento paraguayo para luego ir demostrando cómo el Paraguay se vinculó de alguna forma con importantes referentes del pensamiento universal. Además analiza el positivismo en el Paraguay y sus representantes, al igual que considera a Natalicio González como representante del idealismo platónico. Asimismo, estudia el aporte de Eligio Ayala con su obra "Migraciones", y el de Anselmo Jover Peralta, exponente del pensamiento socialista paraguayo.
José Manuel Silvero Arévalos nació San Juan Nepomuceno, en el año 1975. Es doctor en Filosofía por la Universidad de Oviedo, España, socio fundador de la Sociedad Internacional de Filosofía-Intersophia y del Centro Paraguayo de Bioética-CPB. Miembro del Consejo de Redacción de las revistas españolas de filosofía El Catoblepas y Brucheiom. Es además profesor invitado en la Maestría de Ciencias de la Información de la Facultad Politécnica de la Universidad Nacional de Asunción. Actualmente se desempeña como Docente Investigador de Tiempo Completo de Dedicación Exclusiva a la Universidad Nacional de Asunción en la Dirección General de Investigación Científica y Tecnológica.
A continuación, se expone un análisis que hace el doctor Silvero sobre la obra más célebre de Eligio Ayala: "Migraciones", libro escrito en 1915 pero de gran actualidad.
"Este ensayo lo ha escrito Eligio Ayala para ordenar, sistematizar y desenvolver las reflexiones que me había sugerido uno de los más importantes problemas sociales del Paraguay".
Como pensador y conocedor de los recovecos de la política, constantemente ironiza y con certero tiro fija sus dardos en el quehacer perverso de la clase a la que había pertenecido.
En el Paraguay, "el poder político, el Poder Ejecutivo, la administración, los puestos públicos y sus sueldos son el fin predilecto de los partidos". En cuanto a la tan misteriosa como escasa vocación política, dice: "Se ingresa en la política, en los partidos políticos, para adquirir puestos públicos, para distinguirse, divertirse y ganar plata". Al desvirtuarse el fin de la política, la administración responsable muta en remedo y pálida imagen de los fines supremos del Estado de derecho.
"De ahí el oneroso y estéril estatismo, el parasitismo peor que una plaga en el Paraguay. Primer zarpazo a la economía nacional".
Ayala es contundente a la hora de adjudicar razones y encontrar las causas de la migración. En el Capítulo VII de Migraciones trata las causas de las mismas desde la óptica de la economía. Afirma sin complejos que "una de las causas internas de la despoblación rural es el desequilibrio de la economía rural"; desequilibrio que obedece al crecimiento desproporcionado de la ganadería sin el complemento de las industrias derivadas de ella.
En otro apartado el autor, con su punzante pluma, de nuevo ataca a la clase política diciendo que "en el Paraguay no existe todavía ninguna actividad industrial. La única industria nacional es la política, pero ella es destructiva, no productiva".
Política destructiva que no ha podido vislumbrar, comprender, que no basta con incorporar a las instituciones la idea de libertad en el Estado y contra el Estado. No fueron suficientes la retórica y la formulación teórica de la organización económica.
El problema es que "no fincaron en la conciencia pública", no se operativizaron, quedando en potencia y sin actualizarse.
Ramiro Domínguez dice: "Aquí el escalpelo crítico del autor parece herir más a fondo las pústulas de una realidad social que se vestía de modernidad en un esquema mimético, pero sin haber alcanzado los estadios de una aprehensión colectiva y consciente de un Estado de derecho".
Con relación a la baja productividad y los altos costos de la burocracia estatal, Ayala advierte cuanto sigue: "Todos los productos industriales, todos los objetos manufacturados son importados. Se importa, además, una cantidad prodigiosa de bebidas alcohólicas. El paraguayo trabaja poco, pero bebe mucho. A este consumo se agregan gastos improductivos enormes de la administración pública. La burocracia, la politiquería absorben sumas colosales, estérilmente descuentan una gran parte de nuestra enfermiza producción".
En la primera parte del libro, el doctor José Manuel Silvero se ocupa de analizar si realmente existe un pensamiento paraguayo para luego ir demostrando cómo el Paraguay se vinculó de alguna forma con importantes referentes del pensamiento universal. Además analiza el positivismo en el Paraguay y sus representantes, al igual que considera a Natalicio González como representante del idealismo platónico. Asimismo, estudia el aporte de Eligio Ayala con su obra "Migraciones", y el de Anselmo Jover Peralta, exponente del pensamiento socialista paraguayo.
José Manuel Silvero Arévalos nació San Juan Nepomuceno, en el año 1975. Es doctor en Filosofía por la Universidad de Oviedo, España, socio fundador de la Sociedad Internacional de Filosofía-Intersophia y del Centro Paraguayo de Bioética-CPB. Miembro del Consejo de Redacción de las revistas españolas de filosofía El Catoblepas y Brucheiom. Es además profesor invitado en la Maestría de Ciencias de la Información de la Facultad Politécnica de la Universidad Nacional de Asunción. Actualmente se desempeña como Docente Investigador de Tiempo Completo de Dedicación Exclusiva a la Universidad Nacional de Asunción en la Dirección General de Investigación Científica y Tecnológica.
A continuación, se expone un análisis que hace el doctor Silvero sobre la obra más célebre de Eligio Ayala: "Migraciones", libro escrito en 1915 pero de gran actualidad.
"Este ensayo lo ha escrito Eligio Ayala para ordenar, sistematizar y desenvolver las reflexiones que me había sugerido uno de los más importantes problemas sociales del Paraguay".
Como pensador y conocedor de los recovecos de la política, constantemente ironiza y con certero tiro fija sus dardos en el quehacer perverso de la clase a la que había pertenecido.
En el Paraguay, "el poder político, el Poder Ejecutivo, la administración, los puestos públicos y sus sueldos son el fin predilecto de los partidos". En cuanto a la tan misteriosa como escasa vocación política, dice: "Se ingresa en la política, en los partidos políticos, para adquirir puestos públicos, para distinguirse, divertirse y ganar plata". Al desvirtuarse el fin de la política, la administración responsable muta en remedo y pálida imagen de los fines supremos del Estado de derecho.
"De ahí el oneroso y estéril estatismo, el parasitismo peor que una plaga en el Paraguay. Primer zarpazo a la economía nacional".
Ayala es contundente a la hora de adjudicar razones y encontrar las causas de la migración. En el Capítulo VII de Migraciones trata las causas de las mismas desde la óptica de la economía. Afirma sin complejos que "una de las causas internas de la despoblación rural es el desequilibrio de la economía rural"; desequilibrio que obedece al crecimiento desproporcionado de la ganadería sin el complemento de las industrias derivadas de ella.
En otro apartado el autor, con su punzante pluma, de nuevo ataca a la clase política diciendo que "en el Paraguay no existe todavía ninguna actividad industrial. La única industria nacional es la política, pero ella es destructiva, no productiva".
Política destructiva que no ha podido vislumbrar, comprender, que no basta con incorporar a las instituciones la idea de libertad en el Estado y contra el Estado. No fueron suficientes la retórica y la formulación teórica de la organización económica.
El problema es que "no fincaron en la conciencia pública", no se operativizaron, quedando en potencia y sin actualizarse.
Ramiro Domínguez dice: "Aquí el escalpelo crítico del autor parece herir más a fondo las pústulas de una realidad social que se vestía de modernidad en un esquema mimético, pero sin haber alcanzado los estadios de una aprehensión colectiva y consciente de un Estado de derecho".
Con relación a la baja productividad y los altos costos de la burocracia estatal, Ayala advierte cuanto sigue: "Todos los productos industriales, todos los objetos manufacturados son importados. Se importa, además, una cantidad prodigiosa de bebidas alcohólicas. El paraguayo trabaja poco, pero bebe mucho. A este consumo se agregan gastos improductivos enormes de la administración pública. La burocracia, la politiquería absorben sumas colosales, estérilmente descuentan una gran parte de nuestra enfermiza producción".