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WASHINGTON (AFP). De la iglesia bautista donde su padre era predicador hasta los corredores abovedados del Capitolio estadounidense, la cantante afroestadounidense actuó ante feligreses y presidentes y dejó su marca en fans de la música en todo el mundo.
Falleció de cáncer de páncreas en su casa de Detroit, donde familiares y amigos se reunieron en sus días finales. Tenía 76 años. Su voz diáfana con sus cuatro octavas se filtró en los estilos de cantantes como Mariah Carey y Whitney Houston –cuya madre, Cissy Houston, era corista de Franklin–, Alicia Keys, Beyonce, Mary J. Blige y Amy Winehouse.
Nacida en Memphis, Tennessee, el 25 de marzo de 1942, hija del prominente predicador bautista C. L. Franklin, Aretha Louise Franklin creció cantando gospel en la iglesia bautista de New Bethel en Detroit, liderada por su padre. Su voz clara y poderosa le valió su primera grabación, “Spirituals”, en 1956, gracias a un contrato con un sello local cuando tenía apenas 14 años.
Firmó un contrato con Columbia Records en 1960, cuando difundió su primer álbum, “The great Aretha Franklin”, una mina de varios hits de R&B, incluido uno que se convirtió en uno de los 40 más escuchados de Billboard en 1961, “Rock-A-Bye Your Baby (With A Dixie Melody)”.
Pero su carrera realmente despegó tras su transferencia al sello Atlantic Records, en 1966. La canción “Respect”, que le valió su apodo de “reina del soul”, trepó al número uno de los sencillos más escuchados en 1967, liderando el ranking durante semanas. Fue adoptada como el himno de los movimientos por los derechos civiles y la igualdad de las mujeres. También le trajo el primero de sus 18 premios Grammy.
En rápida sucesión llegaron éxitos como “Chain of Fools” y la sensual balada “(You Make Me Feel Like) A Natural Woman”.
“Si una canción es sobre algo que viví o que me podría haber pasado, es bueno. Pero si me es extraño, no podría agregarle nada. Porque el soul es eso, vivir y simplemente tener que arreglárselas”, dijo a la revista Time, para un artículo de portada de 1968.
Pero su vida personal fue una lucha. Tuvo un hijo como madre soltera a los 13 años, y otro hijo dos años más tarde. Tuvo dos hijos más y se casó y se divorció dos veces. Durante toda su vida batalló con su peso y el alcoholismo. Su padre recibió un disparo durante un asalto en 1979 y pasó cinco años en coma antes de morir a los 69 años, en 1984.
Pero nada pudo hacer mella en su estatus de realeza de la música. En 1968 cantó con el corazón en el funeral de Martin Luther King Jr. Cantó en la investidura de dos presidentes estadounidenses: Bill Clinton y Barack Obama.
En 1987, Franklin se convirtió en la primera mujer en ingresar al Salón de la Fama del Rock and Roll. Ese año alcanzó la cumbre del ranking con “I Knew You Were Waiting (for Me)”, un dueto con George Michael.
Recibió en 2015 la medalla presidencial de la libertad, el mayor honor civil en Estados Unidos. Franklin siguió actuando hasta entrada la década del 2000.
Ya entrados sus 70 años, debió cancelar una serie de conciertos debido a razones de salud y anunció que ya no haría más giras en 2017. “Me siento muy, muy enriquecida y satisfecha con respecto al origen de mi carrera, y donde está ahora”, afirmó entonces.