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Entre la gratitud, la tristeza, los aplausos y el homenaje de su Paraguay Sax Club, fueron inhumados los restos de Alejandro Cubilla, quien fue uno de los creadores más significativos para la historia de la música paraguaya.
Familiares, vecinos, colegas, autoridades, amigos, alumnos y admiradores no escatimaron palabras al darle el último adiós en el Cementerio de la Recoleta.
“Prácticamente 60 años yo estuve a su lado llevando el folclore paraguayo en todas las latitudes de América, quién iba a creer que Alejandro, un lustrabotas, llevaría a nuestros hermanos extranjeros la tricolor bandera, defendiendo con amor nuestro folclore, yo pasé con él esas cosas y me siento orgulloso”, expresó Inocencio, hermano de Alejandro.
Agregó: “Recién les estaba diciendo a los chicos del Paraguay Sax Club que ahora ellos son los depositarios de Alejandro, son prácticamente los responsables de llevarlo adelante en vez del maestro”. Luego agradeció la presencia de la gente que acudió al sepelio del artista.
Por otro lado, una nieta del músico, Verónica Rotela Cubilla, destacó que el aporte más grande de su abuelo fue la semilla del amor por el arte. “Él amó tanto a su país y a su cultura, fue una persona que nunca se dejó manejar, siempre estuvo para su arte y para sus alumnos, fue un gran ejemplo de persona, de sacrificio para todos”.
Asimismo, refirió sobre Alejandro Cubilla que fue “un luchador incansable, una persona dedicada a hacer felices a los demás por medio del arte, siempre poniendo en alto el nombre de la familia y de su país”.
Resaltó que el legado que deja Cubilla es maravilloso. “Su perseverancia y pasión por la enseñanza, mientras sigan viviendo en sus alumnos, serán eternos, porque somos lo que dejamos en la vida. Hoy te despedimos con música, abuelo, con nuestro mejor vestuario, así como a vos te gustó vivir, rodeado de artistas, músicos y bailarines. Hoy emprendés vuelo así como tu ‘Mainumby jeroky’”, dijo, mientras fuertes aplausos se sucedían.
Así también, estuvieron en el sepelio bailarines que son alumnos de la profesora Gladys Cubilla, hija del artista. Los saxofones interpretaron obras de Alejandro cuando su féretro era colocado donde ya descansa en paz.